Ovnis, el Código Voynich y otros misterios sin respuesta

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AREQUIPA, Perú – Desde tiempos inmemoriales, la historia ha estado salpicada de enigmas que desafían las explicaciones convencionales. Estos misterios históricos, lejos de desvanecerse con los años, persisten como intrincados rompecabezas que mantienen encendida la llama de la curiosidad humana.

El Código Voynich, un manuscrito ilustrado del siglo XV, está escrito en un idioma desconocido y contiene ilustraciones de plantas y criaturas que no se pueden identificar, lo que ha desconcertado a lingüistas y criptógrafos.

El manuscrito de Rohonc, otro texto antiguo sin descifrar, se encontró en Hungría y contiene un idioma y escritura desconocidos, lo que ha llevado a especulaciones sobre su origen.

La autoría de las obras de William Shakespeare ha sido objeto de debate durante siglos, con teorías que sugieren que otra persona podría haber escrito sus obras.

Asimismo, las hipótesis sobre la identidad de Jack el Destripador han variado desde médicos hasta miembros de la realeza, pero ninguna ha sido confirmada. El misterio ha inspirado innumerables libros, películas y programas de televisión, incluyendo «Desde el infierno» y «Ripper Street».

Por otro lado, el nacimiento del fenómeno moderno de los ovnis se remonta al avistamiento del piloto privado Ken Arnold de nueve objetos voladores de formas peculiares sobre las montañas Cascade de Washington en la tarde del 24 de junio de 1947.

Arnold le dijo a los periodistas que los objetos con unas alas parecidas a las de los murciélago se movían como un platillo lo haría “si lo hicieras saltar por el agua”.

Calculó su velocidad como más rápida que la de los aviones a reacción más avanzados de esa época.

A un subeditor se le ocurrió la frase “platillos voladores”, y la cobertura de los medios que siguió desencadenó una epidemiapor ver cosas en el cielo que continúa hasta el día de hoy.

Dos semanas después del avistamiento de Arnold, la Fuerza Aérea del Ejército de EE.UU. anunció que se habían recuperado los restos de un “platillo volador” en un rancho cerca de Roswell, Nuevo México.

Nació un mito moderno, pero también una gran controversia sobre lo que realmente vio Arnold.

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