Manuel de la Cruz entre la literatura y las conspiraciones independentistas cubanas CubaNet

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MADRID, España.- Manuel de la Cruz Fernández nació en La Habana el 17 de septiembre de 1861. En su juventud, mediada la década de los ochenta, después de viajar a Francia se establece en Barcelona, España, donde enriquece su formación literaria y desde allá envía colaboraciones a los importantes medios de prensa insulares La Habana Elegante y la Revista Habanera.

De regreso a la Isla escribió sistemáticamente para La Ilustración Cubana, de Barcelona, en la que publicarían otros cubanos ilustres como José Fornaris, Rafael María de Mendive, Luisa Pérez de Zambrana, Felipe Poey, Manuel Sanguily y muchos más; pues la revista decenal anunciaba que en sus páginas aparecería todo lo que tuviera relación con el país “(…) tanto en la forma literaria, como en la artística, para lo cual contamos con distinguidos redactores, colaboradores y artistas que reproducirán las bellezas de Cuba de excelentes fotografías (…) se honrará a la vez con los retratos de los hijos preclaros de Cuba y de cuantos fomenten su progreso”.

Manuel de la Cruz colaboró, además, con otras publicaciones periódicas nacionales como El Fígaro, Revista Cubana, El País, El Almendares y El Porvenir. Se valió de diferentes seudónimos; entre ellos: Un Académico de la Lengua, Un Colaborador Asiduo, Emmanuel, Juan de las Guásimas, Un Redactor, Juan Sincero y Bonifacio Sánchez. En 1889 comenzó de corresponsal en la Isla para el diario La Nación, de Argentina, desde el que promocionó a personalidades cubanas. Escribió también cuentos y novelas como el Capitán Córdova (1886) y Juan Media Risa (1887).

En su obra Cromitos cubanos (1892), a través de 20 semblanzas exaltó contemporáneos relevantes como Rafael Montoro, Rafael María Merchán, Ricardo del Monte y José Joaquín Palma. Su libro Episodios de la revolución cubana (1890), sobre la Guerra de los Diez Años, ha sido muy leído y referenciado y en su momento fue elogiado por José Martí, con quien él cooperó en el proyecto de liberación que devendría Guerra de 1895. Por encargo de este recorrió la Isla, con el fin de obtener información, reunirse con los conspiradores y preparar condiciones para el alzamiento.

Al dar inicio la Guerra de Independencia se trasladó a Estados Unidos, donde realizó una gran labor de propaganda a favor de la emancipación de Cuba, mientras seguía reportando para La Nación bonaerense. En Nueva York trabajó a las órdenes de Tomás Estrada Palma como secretario de la Delegación del Partido Revolucionario Cubano (PRC), y de redactor del periódico Patria que fundara Martí en esa ciudad norteamericana en 1892.

Manuel de la Cruz murió en Nueva York, repentinamente, el 19 de febrero de 1896. Sólo vivió 34 años, pero fueron muy intensos. En el habanero Paseo del Prado, en octubre de 1918, se develó en su honor un monumento de mármol blanco sobre un pedestal decorado. Destrozado accidentalmente en 1992 por el impacto de un camión de bomberos, fue restaurado y reinaugurado en 2015.

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