La transfiguracin de Tom Waits en un perro perdido tras la tormenta

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La Nochevieja de 1979 fue el da ms importante en la vida de Tom Waits, tras una dcada intentando hacer msica interesante y artstica y vivir de ello sin tener que sentir vergenza. No era tan sencillo.

Le descubrieron en el Trobadour, el garito legendario en torno al que pivotaba como un tornado todo el folk-rock de Los ngeles, los Crosby, Stills, Nash & Young, Eagles, Joni Mitchell, Jackson Browne, James Taylor, Linda Ronstadt… Con su pinta de bohemio anticuado, Tom Waits slo poda parecer en ese ambiente un pobre inadaptado, pero era un currante estajanovista que se sentaba frente al piano con una rigurosa tica de trabajo mientras una constelacin de estrellas realmente pasadas de rosca, adictas al ego con flores en el pelo, avergonzaba a los hippies de San Francisco y ganaba (y gastaba) ms en una noche que l en medio ao.

Tom Waits debut en 1973 y grab y actu sin parar durante siete aos frenticos, y tambin trabaj duro para parecer un chalado con antecedentes penales por robo y escndalo pblico. En realidad, de todas las leyendas que cultiv, probablemente la nica cierta fue que beba demasiado. Alojado en el Motel Tropicana a nueve dlares la noche, lleg al final de la dcada ms abollado que un taxi de Bombay: peleado con su mnager, harto de su productor, desahuciado por su discogrfica por sus pobres ventas y sin pareja, tras la ruptura con Rickie Lee Jones, entonces adicta a la herona.

As lleg al ltimo da de la dcada, con 30 aos recin cumplidos.

Nuestra primera cita fue en la Nochevieja de 1979 en Nueva York. Haba actuado all y todo el mundo estaba bebiendo descontrolado. Ella iba vestida ntegramente de negro. Yo no me quera comprometer porque tena que irme a la maana siguiente, recordaba en 2004, cuando le entrevist para una portada de Metrpoli. Los dos trabajbamos en los estudios Zoetrope, para Francis Ford Coppola. Poco despus regres a Nueva York y, dos meses despus, nos casamos, aada.

Siempre lo ha dicho. Su mujer, la escritora y guionista Kathleen Brennan, le salv la vida. No dice me cambi, sino me salv la vida.

Su influencia fue absoluta.

En lo personal, evidentemente: Waits dej la bebida y abandon Los ngeles por Nueva York, donde amos fueron padres de una nia y un nio (ms adelante tuvieron otro chico).

Y en lo musical: ella le anim, casi le empuj, a dejar atrs las canciones de melancola bonita que solo alcanzaban el xito en las versiones de los Eagles o Bruce Springsteen para sumergirse en el ruido organizado, en la orquesta de vertedero: en el terrorismo sonoro. De cantautor bohemio con melismas de jazz, inspirado en el cancionero clsico americano, a invocar un blues de las cavernas en el que todo lo que poda golpearse era golpeado y todo lo que poda rajarse era rajado.

Fue con Kathleen Brennan, coautora y coproductora de su msica desde entonces, con quien descubri que no necesitaba convertirse en vida en uno de los personajes de sus canciones, pobres parias decadentes que sobrevivan a s mismos. Aplicando su aprendizaje como actor, Waits comprendi entonces que poda dar rienda suelta a todas sus fantasas al mismo tiempo que llevar una vida familiar estable y tranquila. As explor el gran circo ambulante en su interior, polarizado en dos tipos de voces: el baladista tierno y afligido, y el bruto psictico. La mitad de m se siente como un martillo neumtico: grito, pateo y arrojo piedras. La otra mitad es como ese viejo en la esquina que ha bebido demasiado vino, deca en la revista Thrasher en 1993.

Y se puso a la tarea de hacer lo contrario de lo que suele intentar un msico sin xito en su octavo disco: radicalizar su sonido, arriesgar peligrosamente, incrementar el desafo. En resumen: dar miedo.

Tom Waits comenzaba la dcada de los 80 con una carrera profesional que comparaba con un perro: a veces se le echaba encima a darle lametazos y otras mostraba ms inters por la primera mierda que encontraba pegada en el suelo.

Entonces se produjo el cambio de paradigma que convirti su msica en una fabulosa experiencia sonora que solo l era capaz de invocar. Termin la banda sonora de la pelcula de Coppola Corazonada, por la que fue nominado al Oscar a Mejor Cancin en 1982 (perdi contra Henry Mancini, que es mejor que ganar), grab dos discos colosales y perfectamente inclasificables, Swordfishtrombones (1983) y Rain Dogs (1985), publicados en la discogrfica britnica Island, y estren un extrao y ambicioso musical, Frank’s Wild Years, que grab tambin como disco en 1987.

Aquellos dos enormes triunfos artsticos que forjaron su identidad, Swordfishtrombones y Rain Dogs, se reeditan esta semana remasterizados, aunque sin nuevas canciones. Estos relanzamientos y los de los posteriores Bone Machine y The Black Rider (que saldrn en octubre) llenan el vaco al que someten Waits y Brennan a sus fans: han pasado 15 aos de su ltima gira y 12 de su ltimo lbum, Bad As Me.

Es en aquella poca explosiva de los 80 cuando el Tom Waits buhonero, el Tom Waits aprendiz de beatnik, se transforma en un acertijo humano, en un brujo que declama una poesa tan alucinatoria como emocionante.

Borra los arreglos orquestales y reniega de ellos hasta hoy, se revuelca en el primitivismo, da prioridad a las percusiones e introduce un repertorio de instrumentos de vodevil: acordeones, marimbas, armonios, campanas, congas, sierras de arco y simples hostias contra cosas. Y s, sustituye los pianos borrachos por las guitarras cubistas de Marc Ribot. El piano es como el colegio, afirmar en una entrevista en Playboy en 1988: Solo quieres verlo en llamas.

Tom Waits comprende entonces, en definitiva, que es un perro que ha perdido el rastro de vuelta a casa tras una tormenta y que no hace falta salir a cazar canciones, sino que es mejor dejar que las canciones se apoderen de l como si fuera un mdium. Y su discografa desde entonces se convierte en una salvajada en sentido simblico, literal y mayesttico.

La msica es como si alguien vertiera petrleo sobre tu oreja, me deca en nuestra entrevista, en 2004, como una grgola que te cuenta un secreto, enfundado en el traje de ser Tom Waits, el traje que no ha dejado de perfeccionar desde aquella Nochevieja de 1979.

Tambin dijo: La msica es como irse a dormir y tener un sueo y poder escuchar los sueos de otra persona y conectarte con ellos.

Y tambin: Las canciones no son reflexivas, son un simple recipiente de informacin emocional. Puedes grabar una cancin en tres minutos y puede seguir siendo fresca y comprensible an despus de que hayas muerto. Por eso no debes incluir algo que no merezca la pena ser escuchado despus de que hayas muerto.

Y ms an: Los vivos en realidad son muertos de vacaciones. Piensa en ello.

Cmo olvidarlo.



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