El pasado no explica el presente por la misma razn que el presente no adelanta el futuro. El presente, en puridad, no es nada ms que el pasado. Antonio Chavarras, como antes que l Faulkner o el propio Cercas, est convencido de que la mejor manera de dar con la clave de lo que nos pasa es acertar a comprender lo que nos pas. Y no es tanto gusto histrico, que tambin, como certeza antropolgica. El director de ‘La abadesa’ milita en la creencia de que lo que nos sucede ahora, en verdad, ya lo vivimos. Quiz no exactamente igual (antes haca mucho ms fro y no haba aplicaciones de citas), pero s muy parecido. Es ms, se dira que un cierto pesimismo existencial le lleva a Chavarras a creer que da igual lo que hagamos que siempre terminamos en el mismo punto. Es decir, eso de que si no aprendemos de la historia nos ir mal como feo pronstico es, en verdad, un hecho terco e irrebatible.
Para situarnos, ‘La abadesa’ cuenta la historia de la monja del ttulo dispuesta a llevar a efecto el encargo de su noble padre fallecido: convertir la abada de la que ella es ahora responsable en el motor de cambio y transformacin de una sociedad que se viene abajo. Deber ayudar con todos sus recursos a que las tierras que se vacan por culpa del hambre provocado por las guerras fronterizas, que a su vez son consecuencia de las ambiciones de los seores feudales de la zona, cobren bros renovados. De paso, la idea es poner la religin que profesa con ardor al servicio de todos, que no al revs. Cristianizar como se debe a los moriscos, pero sin avasallar. Y un dato no menor: estamos en el siglo IX.
Todos los discursos que maneja la pelcula (unos con ms soltura que otros, todo sea dicho) son estrictamente modernos. Ya se ha dicho: el pasado es puro presente. Esta especie de nueva versin de Teresa de Jess se debate contra la posicin de la mujer en una sociedad que ni la respeta ni la considera siquiera como sujeto de derecho. Y lo hace en la misma medida que reflexiona sobre el poder del mito o, llegado el caso, de la ms elaborada de las ficciones que es la religin, como herramienta que igual sirve para la sumisin que, desde el punto de vista contrario, la emancipacin. La misma fe que libera a los esclavos de Espartaco somete a las mentes libres por medio de la Inquisicin. Un paso ms all, la idea de una especie de protohumanismo que considere a todos por igual, independientemente de su procedencia, creencia o posicin social, tambin est ah como la ms bella de las muchas anacronas por las que navega feliz ‘La abadesa’.
La estrategia de Chavarras es, cuanto menos, sagaz. Y muy oportuna. Consciente en todo momento de lo forzado que pueda resultar tanto paralelismo entre la modernidad y lo medieval (hay feminismo, hay Espaa vaciada, hay debate sobre religin como ‘fake news’…), la apuesta esttica es de una radical belleza verista. En ‘La abadesa’ hace fro. La luz de la pelcula reconstruye en la memoria del espectador un espacio perfectamente verosmil (que no por fuerza verdadero) de sufrimiento, de transparencia en el dolor. Y, en el mismo sentido, el guion deja que las palabras se peleen con el mucho ms explcito silencio. Se trata en definitiva de reconstruir un espacio de representacin creble en su antigedad sucia que contraste y d certidumbre a un argumentario exageradamente moderno. Y en el contraste, sin duda, la virtud de una pelcula de un pasado quiz olvidado sobre un presente rabiosamente presente.
Sin duda, una herramienta no menor para acercarse a la verdad corre a cuenta de unas interpretaciones tan viscerales como atinadas. Sorprende el vaho cierto de pura certeza que sale de la boca de Daniela Brown como la protagonista que es y convence el arrojo de una renacida Blanca Romero que se hace fuerte en cada una de sus contradicciones. El resultado es una pelcula bella, sugerente y jovialmente anacrnica.
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Director: Antonio Chavarras. Intrpretes: Daniela Brown, Blanca Romero, Carlos Cuevas, Ernest Villegas, Berta Snchez Bajona. Duracin: 122 minutos. Nacionalidad: Espaa