Daniel Noboa, el antídoto contra el correísmo

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LA HABANA, Cuba. — Finalmente, este domingo se decidió en Ecuador quién desempeñará la Presidencia de la República durante los años faltantes del actual mandato de Guillermo Lasso. Este, ante la posibilidad de ser sometido a un proceso político por el Legislativo, en el que sus opositores cuentan con la mayoría, optó por convocar a comicios generales anticipados, en lo que es conocido, en el argot político de ese país hermano, como “muerte súbita”.

En la primera vuelta de las elecciones ninguno de los candidatos presidenciales alcanzó el número de sufragios necesario para evitar tener que concurrir a un balotaje. La candidata más votada en aquella oportunidad fue la izquierdista Luisa González, del Movimiento Revolución Ciudadana (RC), quien obtuvo un tercio de los sufragios. Contra lo previsto por los analistas políticos, el joven Daniel Noboa Azín, de Acción Democrática Nacional (partido que, como cabía esperar, se identifica por la ambigua sigla ADN), quedó inmediatamente detrás de aquella, con lo que garantizó su pase a la segunda vuelta.

Durante la campaña electoral, las fuerzas izquierdistas no perdieron ocasión de apelar a los resentimientos de clases; cada vez que mencionaban a Noboa, le anteponían el calificativo de “millonario”. Actuaban, pues, como si el hecho de haber sido un empresario exitoso durante la mayor parte de su vida adulta, antes de incorporarse hace un par de años a las luchas políticas, fuese un motivo de vergüenza.

Felizmente, el pueblo ecuatoriano esta vez no se dejó engatusar por la propaganda roja. Tampoco permitió ser seducido por las supuestas o fingidas bondades de la presidencia de Rafael Correa, quien dirige RC “por control remoto”. Este sujeto, ante las acusaciones de corrupción que se le formularon, optó por poner pies en polvorosa, y hasta Bélgica (patria de su mujer) no paró.

Pero desde su guarida europea, el ahora expresidente no ha dejado de intervenir en la política de su país natal. Arropado por el respaldo de un significativo núcleo duro de simpatizantes, continúa siendo acatado como cabecilla de los “socialistas del Siglo XXI” en el Ecuador. En esa condición, ha actuado como una especie de “Gran Elector” que decide el nombre de los candidatos presidenciales de su secta.

Así sucedió en 2017 con Lenín Moreno, quien alcanzó la victoria con el apoyo de Correa, aunque en honor del primero hay que decir que supo librarse con gran rapidez de la indeseable tutela del expresidente y no impidió que la justicia actuase contra este por peculado. En 2021, ya bajo la bandera de RC, don Rafael hizo proclamar a Andrés Arauz, quien perdió frente a Guillermo Lasso. Ahora hizo lo mismo con Luisa González, con idéntico resultado adverso.

Como aspecto positivo de esta última hay que reconocer que, una vez confirmada la victoria de su contrincante, se apresuró a admitir su propia derrota y a congratular a sus adversarios: “Al candidato ahora electo, Daniel Noboa, nuestras felicitaciones profundas porque es democracia”. Esto contrasta con el mutismo a ultranza mostrado por el prepotente Correa.

Las perspectivas del triunfador no puede decirse que sean brillantes. A partir del venidero diciembre, deberá dirigir un país dominado por la violencia delincuencial y con dificultades económicas. Pero de momento, ya ha puesto manos a la obra: “Desde mañana (se refiere al lunes) empieza a trabajar Daniel Noboa, su nuevo presidente de la República”, tuiteó. Esperemos que tenga éxito en su tarea.

Esta noticia, excelente para todos los que estamos en desacuerdo con el castrocomunismo y sus perniciosos aliados del llamado “socialismo del Siglo XXI”, se une a las buenas perspectivas que se columbran en uno de los países más importantes de Nuestra América. Me refiero a la República Argentina, donde todas las encuestas indican el próximo triunfo del candidato libertario Javier Milei.

De ese modo comienza a conjurarse lo que meses atrás parecía un peligro inminente: que los países de Iberoamérica, como si fueran piezas de dominó, fuesen cayendo, uno tras otro, en las redes de los partidarios del estatismo a ultranza. Así parecía ser con las victorias de personajes como Lula da Silva, en Brasil. O como Gustavo Petro, en Colombia, cuya última ocurrencia, tras negarse a condenar el terrorismo bárbaro de Hamás, es inclinarse hacia la ruptura diplomática con Israel, único Estado democrático del medio Oriente.

Para cerrar este trabajo periodístico, conviene que yo cite una viñeta tomada de la entrega dominical del Noticiero Estelar de la Televisión Cubana. Aunque se trata de una simple anécdota, creo que vale la pena citarla porque sirve para demostrar una vez más la falta de profesionalidad de los periodistas del oficialismo cubano, su mezquindad y el grado de la manipulación a la cual someten a sus espectadores.

Al término de la aludida emisión estelar, la pareja de presentadores, ya de pie, anunciaron la noticia de los resultados electorales del Ecuador. En ese momento, los números eran aún parciales, aunque ya mayoritarios, pues se basaban en los escrutinios realizados en el sesenta y pico por ciento de los centros de votación. Uno de los locutores, tras anunciar esta última circunstancia, comenzó: “La candidata Luisa González ha obtenido el 47 por ciento…”.

Por un instante, pensé en lo peor. Lo más razonable es que, al computar los votos en un balotaje, sólo se tomen los emitidos válidamente a favor de uno u otro de los dos candidatos, pero… ¿y si en Ecuador no era así! Mis dudas se disiparon con rapidez: de inmediato al anunciar que Noboa había alcanzado más del 52 por ciento de los sufragios.

Imagino que esa pequeña desfachatez (la de mencionar primero a la candidata perdedora, la que gozaba de sus simpatías, y sólo después al ganador) haya servido como un triste consuelo para los castrocomunistas de la noticia. Sí, supongo que estén desilusionados por el éxito de Noboa, pero, aunque les desagrade, ahora tendrán, como reza la frase popular cubana, que “comérselo con papas”.

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