Amado del Pino, uno de los grandes dramaturgos cubanos


MADRID, España.- El destacado dramaturgo, ensayista, teatrólogo, crítico teatral, periodista y actor cubano Amado del Pino, a quien la familia y los amigos llamaban Amadito, nació el 25 de febrero de 1960 en Tamarindo, municipio de Florencia, en la actual provincia de Ciego de Ávila.

“El gordo” que hizo reír a tantos espectadores en el filme de Fernando Pérez Clandestinos, estrenado en 1987, y quien además trabajó en la película Guantanamera (1994) dirigida por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, fue uno de los más importantes dramaturgos de la Isla en las últimas décadas.

Estudió Teatrología en el Instituto Superior de Arte e hizo el servicio social en el Conjunto Dramático de Camagüey. En 2000 recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernández de Castro por la obra de toda la vida.

Como dramaturgo dejó numerosas piezas teatrales y obtuvo no pocos reconocimientos. Entre sus obras se encuentran Tren hacia la dicha (1987), El zapato sucio, con el que ganó el Premio de dramaturgia Virgilio Piñera 2002; Penumbras en el noveno cuarto; Triángulo (2004); Cuatro menos, Premio de Teatro Carlos Arniches de la XVI Muestra de Autores Contemporáneos Españoles, del Ayuntamiento de Alicante, en 2008; y Reino dividido (2011), donde dialogan en escena el poeta español Miguel Hernández y el periodista cubano Pablo de la Torriente Brau.

Otros premios que recibió fueron, en 2003, el de Teatrología Rine Leal por el libro de ensayos Sueños del mago (Estudios de dramaturgia cubana contemporánea); en 2008 el Premio Internacional de Periodismo Miguel Hernández, promovido por la Fundación oriolana.

Muchas de sus creaciones han seguido llevándose a escena, sobre todo El zapato sucio. En 2023, por ejemplo, se estuvo presentando por Teatro D’Dos en el Centro Cultural Raquel Revuelta, en El Vedado, y en la sala Abdala de Ciego de Ávila, por la compañía Teatro Primero.

Con motivo de la puesta en la Raquel Revuelta, el portal web Cuba Escena reprodujo en julio de 2023 estas palabras de su autor: “El zapato… es una obra muy personal, bastante generacional, que se cuestionaba una imagen idílica y triunfalista de la ruralidad cubana. (…) Había escasos, pero valiosos antecedentes en cuanto al abordaje de lo campesino en nuestra dramaturgia. Siempre me interesó mucho (…) La vitrina, de Albio Paz, y Los hijos, de Lázaro Rodríguez, que se asomaba a las aristas conflictivas del campo cubano contemporáneo. Y luego está una obra maestra como Morir del cuento, del ya clásico Abelardo Estorino. Aunque el tema es muy distinto al de El zapato (…)”.

Del Pino murió en Madrid, donde llevaba años radicado, el 22 de enero de 2017, víctima de cáncer, pocos días antes de cumplir 57 años de edad.

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