una joya en desuso al norte de Villa Clara


VILLA CLARA, Cuba. — Por un camino aledaño situado al borde del Hotel Elguea situado en Corralillo, el guía conduce a tres o cuatro huéspedes interesados en la historia del lugar. Advierte que el centro termal de la instalación está cerrado desde hace algún tiempo y que la única opción disponible para bañarse en las aguas minerales es caminar unos 300 o 400 metros desde allí hacia el antiguo balneario de la zona.

Un portón de alambre y zinc separa el perímetro del hotel de ese tesoro natural escondido. El propio guía se encarga de abrirlo y cerrarlo para que las vacas no destruyan lo poco que queda de la estación medicinal. A primera vista no parece nada extraordinario, solo un simple lodazal con un fuerte olor a azufre.

Cuenta la leyenda que un esclavo de la dotación de Francisco Elguea se contagió de una enfermedad de la piel, por lo que fue separado de los demás y condenado a vagar solo por aquellos parajes. Poco tiempo después, el hombre regresó totalmente curado revelando a su dueño el misterio de aquel milagro.

Balneario Elguea
Balneario Elguea (Foto de la autora)

Por varias semanas, el esclavo se había sumergido en unos manantiales cálidos muy próximos a la finca de Elguea, quien comenzó a explotar aquel tesoro natural a fines del siglo XIX y que se mantuvo como un negocio familiar hasta que pasó a manos del régimen en el año 1960.

Durante las décadas del setenta y ochenta, el lugar fue especialmente frecuentado por miles de turistas extranjeros atraídos por los beneficios de las prodigiosas aguas minerales, hasta que poco a poco la estructura fue sucumbiendo al descuido y al paso del tiempo.

Balneario Elguea
Durante las décadas del setenta y ochenta, el lugar fue especialmente frecuentado por miles de turistas extranjeros atraídos por los beneficios de las prodigiosas aguas minerales (Foto de la autora)

El señor que conduce al grupo de visitantes nacionales toma con sus manos un poco de nata blanca de las pocetas más pequeñas y la masajea para aplicarla en el rostro de una de las clientes hasta formar una mascarilla verdosa.

Explica que la biobrea es “remedio santo” para el acné y las manchas del embarazo y que, si a una mipyme de cosméticos se le ocurriera explotar los beneficios de esta área, las ganancias serían millonarias. Casi con frecuencia semanal este trabajador del hotel recoge la masa en cuestión y la seca al sol para pulverizarla y usarla en su propio beneficio. Tiene un poco más de cincuenta años, pero parece mucho más joven.

La fuente olvidada de la eterna juventud

Alrededor de la historia de Elguea existen fábulas de personas que llegaron en sillas de rueda y salieron caminando y de otras que en muy poco tiempo se recuperaron de dolencias decretadas como insalvables.

Las aguas hipermineralizadas de estos manantiales naturales son ricas en sales de cloro, sodio, bromo, sulfuros y también contienen radón. No en vano, este balneario fue reconocido entre los más importantes de América Latina e incluso calificado por muchos como “la fuente cubana de la eterna juventud”.

Una investigación del Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones La Habana advierte que las aguas del Balneario de “Elguea” se usaron durante años para diferentes tratamientos terapéuticos como: relajación, revitalización, antiestrés, contra la obesidad, dificultades del sistema locomotor, respiratorio y circulatorio y problemas neurológicos.

En la explanada donde se sitúan los antiguos baños existen varias ruinas sin tejado que aún conservan sus piscinas enchapadas, a pesar de haber sido abandonados hace casi 25 años. También algunos trozos de madera que formaban parte de un mecanismo de barras para ayudar al traslado de pacientes con dificultades motoras.

(Foto de la autora)

Mediante un sistema de canales se introduce y se draga el agua de estos aljibes que son alimentados por un flujo constante. Uno de ellos fue nombrado como “la poceta del guapo” porque la temperatura de sus aguas supera los 43 grados y apenas se puede permanecer dentro, si se aguanta el calor, unos pocos segundos.

En otro de los baños sobrevive la pared divisoria para los hombres y las mujeres, justo como si se tratara de una terma romana, con pequeños compartimentos otrora usados para masajes y fangoterapia.

El guía de la excursión señala que no hay peligro alguno, que se puede ingresar con confianza a la piscina de aguas calientes a pesar de lo destruida que luce. Eso sí, advierte que no más de diez minutos para los primerizos. De regreso al hotel, tanto el supervisor como los excursionistas concuerdan en que cualquier inversión en esta zona daría más frutos que pérdidas.

Las aguas hipermineralizadas de estos manantiales naturales son ricas en sales de cloro, sodio, bromo, sulfuros y también contienen radón. (Foto de la autora)

Sin embargo, desde hace muchos años el centro termal paralizó su comercialización como foco turístico. Un reportaje del propio diario Granma publicado en 2019 reconoce que “si penoso es el estado de la referida estación termal, peor aún es la de los antiguos baños”.

Este centro aledaño al hotel fue inaugurado en 1998 y contaba con tres piscinas de natación, bañeras individuales con motores para masajes, sauna y otros servicios que usaban las aguas y lodos termales del balneario. Hasta el momento, los propios trabajadores del lugar desconocen si existe algún proyecto para rehabilitarlo.



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