Sin tiempo y sin millones, ¿cómo resolverá Cuba la crisis de energía eléctrica?


Cuba está lejos de poder resolver el problema energético que afecta a una economía ya maltrecha y castiga a la población con largas horas de apagón. La isla necesitará años y una inversión millonaria para reconstruir su capacidad de generación eléctrica. ¿Cómo puede entonces resolver este problema de urgencia mayor?

Jorge Piñón, director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas, había pronosticado desde hace dos años la crisis que a principios de octubre dejó a Cuba a oscuras durante cuatro días.

“Esta película ya la hemos visto varias veces, y el estreno de esta película fue, exactamente, hace 20 años, en octubre de 2004”, dijo el experto este martes en declaraciones al programa de Radio Martí Las Noticias Como Son.

En ese entonces, el país vivió una situación similar a la ocurrida el 18 de octubre pasado, un apagón generalizado tras la desconexión del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) de la termoeléctrica Antonio Guiteras, en Matanzas, principal generadora del país. Tras lo ocurrido, el gobernante de Fidel Castro destituyó al ministro de la Industria Básica, Marcos Portal, recordó Piñón.

El de Cuba es un sistema electroenergético “ya viejo, roto, cansado”, que no resolverá sus problemas con un arreglo parcial, “con banditas por aquí y por allá”, dijo el experto.

“Es un problema estructural que, a corto plazo, no tiene ninguna solución”, afirmó.

Las autoridades cubanas han intentado poner parches a una herida de gravedad. En 2006, Castro impulsó la llamada “Revolución energética”, con la implementación de los grupos electrógenos para la distribución eléctrica, que Piñón considera un “error estratégico”. Hoy en día, señaló, opera menos del 50 por ciento de este sistema, creado originalmente como una solución temporal.

Cubanos cocinan con leña en plena calle durante el apagón general, el 19 de octubre pasado. (AP/Ramon Espinosa)

Cubanos cocinan con leña en plena calle durante el apagón general, el 19 de octubre pasado. (AP/Ramon Espinosa)

“Se fueron entonces a las patanas turcas. Una vez más, otro parche temporal, nada estructural”, apuntó en referencia a la contratación en 2023 de estas estaciones generadoras flotantes, presentadas como una solución a la crisis energética pero con un impacto real limitado.

En la crisis más reciente, los habaneros enfrentaron 72 horas sin servicio eléctrico, un récord para la capital del país, que generalmente es la menos afectada por los apagones. “Lo que estamos temiendo es que, en cualquier momento vuelva a colapsar el sistema”, dijo la periodista independiente Miriam Leyva, autora del blog Reconciliación Cubana y especializada en temas económicos.

Según la comunicadora y otros residentes en la isla entrevistados por Martí Noticias, tras el anuncio de la sincronización del SEN el 22 de octubre, el país ha regresado a la “normalización” de los apagones, tanto los programados como los imprevistos, debido a la desconexión constante de las termoélectricas y otra sunidades generadoras por averías y falta de combustible.

Resolver de manera definitiva el problema electroenergético en Cuba va a costar entre 8 y 10 mil millones de dólares, y tomára entre 5 y 10 años de trabajo, adviritió Piñón la semana pasada en la actualización de un artículo conjunto con el investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de la American University, en Washington, Ricardo Torres.

No se resolverá con ayuda de países amigos

“Para que esto suceda, Cuba tiene que cambiar su sistema económico centralizado”, señaló el académico en Las Noticias Como Son. La pregunta, dijo, es quién va a pagar por esta reconstrucción total del SEN. “¿Quién va a pagar por el verdadero costo de una energía eficiente y limpia? El consumidor no puede”.

A la pregunta de si los aliados del régimen cubano, como China y Rusia, podrían asumir este costo, el académico respondió que Rusia ha prometido desde hace un quinquenio inversiones en el sector energético de la isla que no ha cumplido. Añadió que no ha visto, en meses, arribar un tanquero ruso a La Habana cargado de crudo.

Los chinos, por su parte “ya están cansados”, aseguró. “Le han regalado $86 millones para la planta de biomasa de Ciro Redondo (en Ciego de Ávila), que está ahí, totalmente aislada, sin funcionar porque no hay caña de azúcar (…). Ahí tienes un proyecto de 100 millones de dólares en La Herradura (en Las Tunas) para una central eólica, también pagada por China. ¿Dónde está? Ahí, sin construir”, detalló Piñón.

El experto también descartó a México y Venezuela. El país azteca “no tiene esa cantidad de dinero”, y no puede ayudar a Cuba más que con algunos envíos de petróleo. Aunque el envío de crudo mexicano tampoco ha sido significativo. Según Piñón, México está enviando la mitad de lo que envió el año pasado.

Sobre Venezuela, dijo que el país sudamericano vela ahora por sus propios intereses. “Por eso hemos visto que solamente el mes pasado mandaron a Cuba 23 barriles diarios de petróleo crudo”, dijo.

¿Como puede Cuba resolver el problema?

“Cuba es un gran almendrón”, dijo Piñón, en referencia a los viejos automóviles clásicos que aún recorren la isla con piezas adaptadas y parches mecánicos.

“Toda la infraestructura, todos los activos del gobierno cubano están ya fuera de su tiempo de uso”, al igual que su tecnología. La isla no tiene otra alternativa que abrir su economía y producir cambios internos que le permitan obtener créditos e inversiones de las grandes instituciones financieras, acotó.

Estas instituciones “le van a poner las reglas al juego”, advirtió el académico cubano.

Mientras tanto, otro apagón generalizado es “inevitable”, pronosticó Piñón. “En las últimas 48 horas, los dos reportes más recientes que he leído de la UNE (la estatal Unión Eléctrica de Cuba) es que el déficit es de más de 1.000 MW. Lo único que los puede salvar es que ahora viene el invierno y no van a ser los meses calientes del verano”.

El problema es estructural y de falta de gestión del Estado, y no se resuelve con parches, reiteró el experto.



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