Si muero mañana mi tumba tendrá que decir ‘¡Libertad para Jorge y Nadir!’

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LA HABANA, Cuba. – Los hermanos Jorge y Nadir Martín Perdomo cumplen una condena de seis y ocho años de prisión, respectivamente, por involucrarse en las protestas cívicas del 11J. El pasado 17 de enero alcanzaron los primeros dos años y medio de encarcelamiento. Por su firme postura de hombres de fe, el Instituto Patmos para la Libertad Religiosa en Cuba les concedió su premio de 2023.

La ceremonia de premiación debió ocurrir el 31 de octubre pasado, pero fue saboteada por la Seguridad del Estado. No fue hasta días recientes (se omiten la fecha y el lugar por razones de seguridad) que un representante del Instituto Patmos pudo entregar el galardón a los padres de ambos jóvenes, Jorge Martín Blanco y Marta Perdomo Benítez. 

En declaraciones a este diario, realizadas en la ocasión, ambos señalaron que el reconocimiento recibido constituye motivo de orgullo para sus hijos. “Ellos nos decían que no eran merecedores del premio, pero nosotros creemos que sí, por mantenerse siempre firmes en sus creencias en medio de tanto dolor y tristezas”, resaltó Perdomo.

En su décima edición, por vez primera el Instituto otorgó el premio a más de una persona. Además de los hermanos Martín Perdomo, resultaron elegidas las también hermanas y prisioneras políticas María Cristina y Angélica Garrido Rodríguez, sancionadas a siete y tres años de cárcel, respectivamente, por participar del mismo modo en las históricas protestas del 11 de julio de 2021.

“Sobre todo, es un honor y una responsabilidad muy grande con los otros prisioneros políticos, que también están pasando muchos sufrimientos por cumplir condenas tan injustas. Ellos mismos [Jorge y Nadir] han sido golpeados y torturados, incluso encadenados de manos y pies. Queremos agradecer a Patmos, en especial por tratarse de un reconocimiento a su valentía y a su confianza en Dios”, apuntó Martín.

Desde que iniciara su confinamiento, poner a los hermanos en cárceles diferentes ha sido una de las tácticas usadas por la Seguridad del Estado para torturar psicológicamente a ambos jóvenes y sus familiares. En la actualidad, Nadir permanece en la cárcel de Quivicán; Jorge fue trasladado a Canasí en octubre pasado.

A los dos centros reclusorios los separan más de 100 kilómetros de distancia entre sí, y unos 50 de San José de las Lajas, municipio cabecera de esa provincia, donde reside la familia Martín Perdomo. Las visitas a Jorge son las más complicadas. El campamento de Canasí, por demás, no tiene puesto médico y no le concede a Jorge derecho a visitas conyugales.

“Después que llegas a Canasí, tienes que caminar como nueve kilómetros por un callejón que ni siquiera tiene asfalto. Todo esto lo hacen porque ellos dos arden juntos, como los tizones, cuando los juntan. Por eso los separan, para quebrar su dignidad, su fe, pero se mantienen firmes. Ha sido mucho castigo sin causa”, explicó Perdomo.

Jorge y Nadir de pase, junto al cartel que colocaron sus padres a la entrada de su vivienda
Jorge y Nadir de pase, junto al cartel que colocaron sus padres a la entrada de su vivienda (Foto: Cortesía)

La madre de los presos políticos amplía que, conocer el sufrimiento vivido por Jorge, afectó psicológicamente a su esposa, quien tuvo que recibir atención psiquiátrica y no pudo continuar amamantando a su hijo. “Perdió la cabeza, y eso le costó la lactancia del niño, que tenía seis meses entonces. Es terrible, Cuba necesita un cambio que acabe con tanta violación a los derechos humanos”, sentenció.

Por su parte, Martín puntualizó que Nadir se mantiene bajo régimen de mínima severidad en la prisión de Quivicán, pero teme que sea retornado a mayor rigor por negarse a trabajar en los programas de la prisión. Esta oposición sería una de las causas que derivaron en el traslado de Jorge a Canasí, apunta. “No quieren y no van a trabajarle al verdugo que tanto daño les ha hecho”, comentó.

Jorge es ingeniero informático y exprofesor de Programación de la Universidad de La Habana. También estuvo vinculado al trabajo por cuenta propia, en San José de las Lajas. Nadir es licenciado en Lengua Inglesa y Francesa, aunque también terminó trabajando en el sector no estatal.

“Las madres no podemos parar de pedir justicia, tenemos que seguir”, aseveró Perdomo, con la convicción de que, solo la unión en protesta pacífica de los familiares de los prisioneros políticos, podrá conseguir su libertad. “Y si muero mañana, mi tumba tendrá que decir ¡Libertad para Jorge y Nadir!”.

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