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Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Un litro de aceite dieléctrico empleado por los transformadores en la generación de electricidad se vende en el mercado negro en Cuba a 250 pesos en sustitución del diésel, una situación que inicia con el robo en las subestaciones de distribución ante la crisis desde hace algunos meses con la compra de combustibles en los servicentros.
Según reportes televisivos, estos sucesos tuvieron lugar en la provincia de Mayabeque y son catalogados por la Fiscalía como “sabotaje en un contexto de economía de guerra” con penas de entre 7 a 15 años de privación de libertad.
Precisaron que este tipo de hecho provoca que entre 4000 a 5000 clientes se queden sin servicio eléctrico y afecten otros servicios como el bombeo de agua o el riego a los cultivos.
Los hechos iniciaron por los equipos en las subestaciones pero también se están reportando casos en los transformadores de distribución ubicados en los postes.
Ello complejiza aún más los “apagones” en las zonas pues a los habituales cortes de electricidad por déficit de generación se suma las largas horas, y hasta días de espera por los cambios de los transformadores pues no existen reservas.
Tal es el caso del poblado de Zulueta, en Villa Clara, que estuvo más de tres días sin servicio esperando un transformador desde otra provincia.
Especialistas explicaron que los transformadores están energizados y operan con tensiones que pueden causar la muerte, por lo que quienes cometen estos robos ponen en riesgo sus vidas.
Sin embargo, el comportamiento es reiterativo. En junio de este año medios estatales denunciaban estos mismos hechos para emplear los aceites como combustible en los tractores sumando las provincias de Matanzas, Granma y Santiago.
Una tonelada de ese aceite cuesta más de 3200 dólares y, en caso de que en el suceso se dañen los transformadores de 2500 KVA, el valor de estos equipos está en el orden de los 50 000 dólares.
Esta situación evidencia un comportamiento de la sociedad guiado, más que por la irresponsabilidad, por la falta de recursos ante la negligencia del Gobierno de proveer constantemente los combustibles necesarios. Ojalá, en los intentos, no ocurra un incidente trágico.