Maxim sipov: «Hoy las enfermedades de Rusia son la polica secreta y el crimen organizado»

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«Lo ms espantoso es que entre los pacientes, como tambin entre los mdicos, los sentimientos mas habituales son dos: el miedo a la muerte y el poco amor a la vida», reflexiona el narrador de En mi tierra, el primero de los diez relatos de Kilmetro 101 (Libros del Asteroide). En l, un mdico de una pequea ciudad de provincias anota las impresiones del da a da y el trato con los pacientes. Unos asesinos estraperlistas, una anciana gitana sin fecha de nacimiento, un cnico y curtido comisario, un emigrante tayiko vctima de una paliza, pacientes que se ofrecen como matones, un mdico que traslada enfermos a Estados Unidos… Los personajes de Maxim sipov (Mosc, 1963), privilegios de un escritor mdico, abarcan todas las capas sociales y sus andanzas constituyen lo que Svetlana Alexivich llam «un diagnstico implacable de la vida rusa».

Traduccin de Ricardo San Vicente. Libros del Asteroide. 240 pginas. 20,95 9,99
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Y como en su anterior volumen, Piedra, papel, tijera, es la vida, la de la gente corriente que se enfrenta a la desigualdad, la corrupcin, la ridcula y exasperante burocracia o a la incultura mdica y general, la que protagoniza estas crudas e irnicas historias sobre una sociedad decadente, gris y melanclica, pero de la que sipov logra extraer reflejos de ternura, humor y humanidad. «Mi intencin es escribir sobre personas, sobre sus vidas, basndome, claro, en mis experiencias. Cuando hablo de corrupcin o desigualdad no es como denuncia, sino porque eso es una parte tan normal de Rusia que es inevitable que aparezca. Entiendo que al lector extranjero le choque, pero no a mis compatriotas. Es como como si vives en una casa hecha de basura, llega un momento en que no eres consciente ni de qu est hecha ni de cmo huele«, explica el autor a EL MUNDO a su paso por Madrid.

Hace apenas dos aos, sipov era un escritor y cardilogo ruso que viva entre Mosc y Tarusa, una pequea localidad a 100 kilmetros de la capital, y tema la creciente militarizacin de su pas. Hoy vive en Holanda, donde da clases en la Universidad de Leiden, y su principal ocupacin es una revista literaria llamada Fifth Wave (La quinta ola). «Aparece cada cuatro meses y aparece en papel y en formato electrnico, en ruso y en ingls», explica emocionado, antes de confesar que, aunque ha sido difcil, ha vuelto a escribir. «Todo mi mundo ha cambiado, me siento an desubicado, fuera de contexto, pero estoy acabando un nuevo relato«, confiesa.

Separados por la propaganda

Como narra en el ltimo cuento del libro, Fro, vergenza y liberacin, huy de Rusia el 4 de marzo de 2022, primero a Armenia y de all a Alemania, donde viva uno de sus hijos y sus nietos. «No puedo decir concretamente qu nos hizo marcharnos aquel da, pero tena la sensacin de que no poda ms, que era intolerable, me asfixiaba. E hicimos bien, porque salir se ha vuelto cada vez ms complicado». En este cuento, gran alegato antiblico, apuntaba: «Nosotros, y me refiero a los que nos hemos marchado (largado, huido) del pas al poco de que Rusia hubiera atacado Ucrania, odiamos las guerras, odiamos a quien la ha desencadenado y no tenamos previsto abandonar el pas».

Y ya adverta de la importante brecha que se abra entre su pueblo: «Millones de personas que piensan como nosotros se han quedado en el pas y se dedican a sus quehaceres, pero por mucha vergenza que sientan los que se han ido ante los que se han quedado, sera bueno recordar que ahora la lnea divisoria entre los compatriotas pasa por otro espacio completamente distinto: entre los que estn contra la guerra y los que estn a favor«.

Sin embargo, el escritor, que sigue en contacto con mucha gente del pas, reconoce que todo es an ms difcil debido a la propaganda. «Es muy fuerte, ver la televisin, or la radio, se hace imposible. Y eso lo sufren muchos de los que se quedaron, no por voluntad, sino porque tenan padres o familiares ancianos y emigrar se hizo difcil, se encareci, y en varios pases los rusos no eran bienvenidos», explica. «Mucha gente que vive hoy en Rusia no luchara por Putin, pero a muchos les ha convencido, no slo con su poltica, sino que ha comprado con sus petrodlares la voluntad de mucha gente cuyo nivel de vida y el de sus familiares ha aumentado«.

El fracaso de la democracia

La dramtica realidad de la guerra no es capaz de empaar que muchas de sus causas ya estaban larvadas en el interior del pas. Por ejemplo, entre los diagnsticos que desprenden los relatos de sipov estn los dos grandes males de la sociedad rusa: el alcoholismo («el deporte nacional») y el amor al dinero («el mayor de los mitos»). «Uno es un mal endmico y secular, el otro lleg con la cada de la URSS y ha hecho mucho dao», afirma el escritor. Sin embargo, no sabe si hoy detectara esas mismas enfermedades. «Siguen ah, pero hay una expresin popular que dice que en diez aos cambian muchas cosas en Rusia, pero en doscientos, no cambia nada», una frase que repite con irnico fatalismo. «Si escribiera estos relatos hoy, los grandes temas seran la polica secreta y el mundo del crimen organizado, as que quiz el pas haya ido incluso a peor».

«Cuando escrib estas historias, entre 2007 y 2017, no tena la ms mnima sospecha de que fuera a dejar Rusia, pensaba vivir aqu mi vida y acabar mis das en Tarusa, esta pequea ciudad en la que ocurren gran parte de las historias». Una ciudad en la que sus relatos armaron un gran revuelo y le granjearon duras crticas, desde las autoridades a los medios de comunicacin, por «mostrar la autntica realidad», algo cada vez ms peligroso en su pas. «Hoy sera impensable».

Una irona que recuerda al escritor la paradjica oleada de nostalgia por el pasado comunista, ms acusada entre los jvenes que no vivieron aquellos aos. «Las mentiras son siempre peligrosas, y todo lo que se ense a estos jvenes estaba basado en mentiras. Ellos no saben realmente cmo fue aquello, por lo que, adems del Estado, quiz los culpables somos nosotros, la generacin de demcratas que no supimos crear una mitologa atractiva», se lamenta. Y pone un ejemplo. «El himno nacional que se cre despus del comunismo no tena letra, por lo que Putin, lo primero que hizo, fue restaurar el antiguo himno sovitico con otra letra. Y as ocurri con muchas cosas de la poca de la URSS, que se restauraron pasadas por el tamiz del libre mercado, pero sin una base moral».

Por ello, sipov reniega de volver a Rusia mientras est Putin. «Y no slo l, sino el rgimen que ha creado, algo que no desaparece de un da para otro. Incluso aunque la guerra de Ucrania termine pronto, lo que no es previsible, si Putin se mantiene en el poder podra haber incluso ms guerras con los estados blticos o con Europa«, opina. «Claro que me gustara volver a Rusia, tengo all mi hogar, parte de mi familia y las tumbas de mis padres, pero hoy siento que no podra vivir all. No veo posible volver nunca a m pas, aunque quiz con el tiempo…». Mientras, el escritor sigue volcando en sus textos la implacable realidad de un mundo complejo y fascinante.



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