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El barrio Romerillo, ubicado en el municipio Playa, es uno de los asentamientos marginales más vulnerables de La Habana. Está conformado por cientos de angostos pasillos donde sus habitantes han autoconstruido precarias viviendas. Carece de infraestructura y servicios básicos, con graves problemas de insalubridad.
Según cuentan sus pobladores, no hay recolección de basura por lo que deben convivir con la acumulación de desechos. Tampoco existe un sistema de alcantarillado, viéndose obligados a evacuar los residuales y aguas negras de forma rudimentaria directo a la calle. Niños pequeños juegan entre estos charcos de podredumbre.
Históricamente, este tipo de barriadas surgieron espontáneamente en la periferia de La Habana debido a las crisis y a la falta de alternativas habitacionales para sectores de muy bajos recursos. Ya para 1942 existían referencias al primitivo «Romerillo» en los actuales aledaños del Country Club.
Luego, en los años 50, el gobierno de Fulgencio Batista intentó erradicarlo pero solo logró que sus pobladores se desplazaran a nuevos terrenos próximos al río Quibú. Allí fueron vendiendo parcelas de manera irregular y edificando pequeñas covachas sin condiciones mínimas.
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