Se llama Clarivel Tomás Soler y a sus 78 años vive en la extrema pobreza en el Reparto Buenos Aires, de Camagüey, en una casa en ruinas junto a su hija, un bebé de tres meses y una niña de siete años.
La vivienda, ubicada en la calle B#52, entre Vagot y 1ra., tiene el techo interior de madera, en muy malas condiciones, y por fuera, una sobrecubierta de nylon y cartones. Además de estar apuntalado, deja entrar la luz con la misma facilidad con que seguramente deja pasar el agua, cuando llueve.
Las imágenes, compartidas por La Tijera, muestran un mobiliario básico y deteriorado. Según el testimonio publicado en Facebook, las autoridades municipales están al tanto de la situación de Clarivel Tomás y su familia, pero llevan “más de cinco años peloteándola, dándole vaselina y sin resolver su terrible situación”.
Ningún internauta pone en duda la veracidad del testimonio. Una usuaria de Facebook, que se identifica como Teresa Valdez, aprovechó la publicación para criticar a las autoridades de la Isla porque “no venden un saco de cemento al pueblo”, mientras las casas continúan “deteriorándose, cayéndose y ellos como si nada”.
En la misma línea, Ofelia Rosa Díaz lamenta que en la televisión estatal de la Isla solo hablen de las mipymes y de que hay que resistir y no saquen imágenes como la de la casa de Clarivel Tomás, en Camagüey.
En un tono consternado, Jorge Figueredo lamentó que cada día que pasa, Cuba se hunde más “en la miseria”. “Llegar a viejo es tocar las puertas del infierno”, escribió en el post.
Otros internautas utilizaron la publicación para dar un toque al humorista Limay Blanco, que lleva mucho tiempo dedicado a labores humanitarias en Cuba.
Una tarea similar ha realizado el bailarín y coreógrafo cubano Norge Ernesto Díaz Blak, conocido como Noly Blak, que consiguió recaudar dinero y regaló una casa a un niño que vivía en la extrema pobreza, junto a su familia, en Banes, Holguín. Dormía con sus padres en la misma cama y aseguró que no quería un teléfono ni un reloj, sino una casa donde poder descansar y hacer las tareas al regresar de la escuela.
A primeros de este año un grupo de internautas cubanos pidió ayuda para ayudar a una joven madre de 31 años, también de Camagüey, que vivía en condiciones de pobreza extrema con cinco de sus siete hijos menores de edad. En este caso, vivía en el Reparto Bellavista y no tenía dinero para mantener a los niños, con signos de malnutrición. Vivían en una casa de madera en condiciones de inhabitabilidad.
La situación de Clarivel Tomás no es un caso aislado en la Isla. De hecho, el régimen ya ha admitido que hay 1,236 comunidades del país que viven en la miseria. Lo reconoció la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feito Cabrera, en un encuentro de trabajo en el que estaba presente Miguel Díaz-Canel y en el que primó el discurso triunfalista de que el 96% de los casos están “en proceso de transformación integral”.
Pero las cifras que admiten las autoridades cubanas distan de las que ha sacado a la luz el observatorio internacional DatoWorld, que en marzo del año pasado situó a Cuba a la cabeza de la pobreza en América Latina, con un índice del 72%, muy por encima del siguiente país, Venezuela (50%).
Sin embargo, en su último informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, elevó al 88% el índice de pobreza en Cuba, 13 puntos por encima de las cifras registrada en 2022.
Con estos números en la mano no es difícil entender los motivos que han llevado a medio millón de cubanos a emigrar en los dos últimos años a Estados Unidos, batiendo todos los récords históricos desde los años 60, los 80 y los 90 del siglo pasado.
La situación económica de la Isla es tan delicada que Miguel Díaz-Canel terminó cesando al ministro de Economía, Alejandro Gil, que no sólo no pudo controlar la inflación sino que la elevó a niveles inasumibles para el bolsillo de un cubano que viva solo de un salario en pesos cubanos. Dio fe de ello, un señor de Holguín, que con una pensión de 1.700 pesos, se dejó la mitad del salario (860 pesos) en 10 plátanos y una fruta bomba.