La policía desplegó cerca de 2.000 efectivos el viernes para despejar carreteras que desde hace 19 días mantienen bloqueadas seguidores del expresidente Evo Morales para evitar que enfrente una investigación criminal; en ciertas zonas, los bloqueadores resisten con dinamita que lanzan desde los cerros.
Además, la policía moviliza tractores para despejar de escombros las rutas, mientras que una fracción de la policía militar apoya las acciones.
Aunque esta vez la policía encontró a su paso un inesperado aliado: el feriado de Todos Santos, una festividad religiosa tradicional en los Andes bolivianos. Muchos manifestantes se han retirado de las carreteras para la celebrarlo; otros se han concentrado en Parotani, a 347 kilómetros al sur este de La Paz, una ruta estratégica para la unión de las ciudades del oriente, con el occidente y sur del país, que en los últimos días ha sido el bastión más disputado entre manifestantes y policías.
Hasta allí llegaron varios policías para hacer frente a los manifestantes que, buscando alejar a las fuerzas del orden, lanzaron dinamita desde los cerros.
La semana pasada una treintena de policías resultaron heridos, uno de ellos fue impactado con la explosión de dinamita. Más de medio centenar de manifestantes fueron detenidos, pero los llamados bloqueadores volvieron a tomar el control de rutas tras el paso de los agentes del orden.
La situación más crítica tiene lugar en la región cocalera del Chapare, bastión político y refugio de Morales, donde sus seguidores mantienen rodeados y amenazan con tomar cuarteles policiales y militares, exigiendo el cierre de los casos judiciales contra el exmandatario.
“La paciencia y tolerancia tienen límites, razón por la cual el Estado y el Gobierno se vieron en la obligación constitucional de tomar acciones para garantizar la libre circulación”, dijo el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, en la red X.
El conflicto estalló hace tres semanas cuando se conoció una orden de la fiscalía para detener a Morales por el supuesto abuso de una menor de 15 años cuando él aún era mandatario en 2016.
El domingo 27 de octubre, el político de 65 años denunció que su auto fue baleado cuando se dirigía a un programa de radio en esa zona. El ministro de Gobierno Eduardo del Castillo dio otra versión: dijo que Morales se resistió a la requisa de una patrulla antidroga y huyó.
Según las tradiciones andinas, al mediodía del 1 de noviembre las almas regresan al mundo de los vivos para compartir los alimentos con sus seres queridos Se arman mesas con comidas, panes y bebida para recibir “a las almas” que parten al medio día del día 2, tras un banquete familiar.
Cientos de camiones con alimentos, mercadería de exportación y combustibles están atrapados en las carreteras. Los gremios empresariales hablan de millonarias pérdidas, el ministro de Desarrollo Rural, Yamil Flores estimó en 970 millones de dólares las pérdidas por los cortes de ruta.
La Paz y otras ciudades están desabastecidas de carne que viene del oriente y los precios han escalado, agravando la crisis económica que golpea a los bolivianos. La semana pasada, productores arrojaron a la calle flores, leche, verduras y fruta que se pudrieron por los bloqueos.
Varios sectores, entre ellos el alcalde de La Paz, Iván Arias, han pedido al gobierno que declaré estado de excepción a Cochabamba, la más golpeada por la protesta. El gobierno ha evitado sacar masivamente a militares a despejar las carreteras. Opositores dicen que el gobierno muestra debilidad para enfrentar el conflicto en medio de una economía en crisis con alzas en el costo de vida y escasez de combustibles.
Hasta el momento no hay información oficial sobre personas heridas o detenidas.
Morales acusó a su heredero y sucesor el presidente Luis Arce de “armar” un caso judicial para sacarlo de la carrera presidencial de 2025. Arce acusa a Morales de “boicotear” su gestión para agravar la crisis por razones “personales” y anunció que su gobierno no permitirá la impunidad. La pelea entre ambos líderes fracturó al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) que afronta la peor crisis que amenaza su hegemonía política en 18 años de gobierno.