LA HABANA, Cuba. – Llegó a los 300 pesos cuando hace apenas un año los incrédulos decían que el dólar se estancaría en los 200 o que comenzaría a bajar. Llegó a los 300 incluso días antes de que El Toque —a quien algunos voceros del régimen culpan de “inflar” la inflación— lo reflejara en su sondeo diario de la tasa de cambio informal, y es que en la calle ya no se encuentra el billete verde en las grandes cantidades que necesitan los trabajadores por cuenta propia y los dueños de las llamadas mipymes, obligados a adquirirlo para mantener con vida sus negocios.
El peso cubano no les sirve, ni a los “nuevos actores” de la economía ni al viejo elenco de la misma obra, en tanto es la moneda estadounidense la que determina cuánto rinden las pensiones y salarios según el régimen se ha ido desentendiendo de los problemas que él mismo ha creado y acumulado con los años, bajo el pretexto de salvar un socialismo que ni siquiera ha comenzado a construir.
Una paradoja —la del capitalismo duro y cruel de los comunistas cubanos que se justifica en la futura salvación de un socialismo que no existe y que jamás existió— que va a tono con lo paradójico de una “corrección de distorsiones” que pretendiendo arreglar el caos de la “Tarea Ordenamiento” empeora aún más la situación.
Es que la realidad de los comunistas “continuistas” es, en esencia, un enorme entramado de paradojas (y caos) que solo puede conducir de una a otra, de modo infinito, si no se los detiene a tiempo. Así, por ejemplo, el actual éxito de la mayoría de los empresarios cubanoamericanos que claman por el fin del “bloqueo” depende, paradójicamente, no solo del dólar sino, además, de la persistencia del embargo.
Pensemos qué sucedería con esta o aquella empresa de envíos a Cuba, con este o aquel mercadillo online si tan solo Amazon pudiera operar normalmente en la Isla, y como esta otras grandes trasnacionales, bancos, supermercados que terminarían colocando en su justo lugar a cada aventurero “inflador” que se aparece o surge por acá, dicen que para ayudar en la construcción del socialismo pero en realidad para aprovechar a su favor la “coyuntura” del capitalismo más despiadado que existe, es decir, el de la hipocresía comunista y su “sociedad ideal” que jamás se materializa, que consume más vidas y recursos que ningún otro megaproyecto en la historia de la humanidad.
El socialismo “non nato” de los comunistas cubanos depende, para su existencia como promesa (solo como eso), tanto de los dólares como del embargo y de las crisis que justifiquen el secuestro del poder y las libertades individuales, pero aún más de nuestra estúpida o ingenua credulidad (que casi casi es lo mismo) en que algún día podrá materializarse ese maligno engendro social que primero debe llenar de dólares los bolsillos de una casta para que solo más tarde (demasiado tarde) puedan caer unas pocas monedas sin valor real en los nuestros.
Un “socialismo” que cuando dice ir “por más” es precisamente por dólares, no por ninguna otra cosa. Y un socialismo que necesita demasiados verdes para nacer jamás crecerá siendo rojo como pretenden algunos comunistas sino cada vez más intensamente verde, verde olivo, es decir, casi negro. Eso lo han sabido desde siempre y, por eso, además de la amnesia que ellos saben que padecemos la mayoría de los cubanos, se inventan los cuentos sobre futuros de prosperidad que se pierden en el horizonte.
El viejo cuento de la “buena pipa”, sobre todo, que subyace descaradamente en el nuevo cuento del combustible en USD que más tarde permitiría venderlo en moneda nacional. Una historia reciclada de aquella otra donde lo recaudado en unas tiendas en MLC sería para abastecer los comercios que hoy permanecen tan desabastecidos como aquellas.
Mientras tanto, en ferias y mercadillos de esquina, en timbiriches y portales el mismísimo Gobierno se camufla como comerciante callejero para vendernos el pollo, el picadillo y las salchichas, el aceite, el arroz, el pan y el azúcar a precios que traducen y formalizan la tasa informal del dólar.
Así, con torpe disimulo, el dólar ha sido convertido oficialmente en la “moneda extraoficial”, e incluso pudiéramos decirlo al revés sin que cambie demasiado la idea puesto que hoy la nuestra es una realidad terrorífica que va más allá del juego de palabras, en tanto ha sido el propio Gobierno quien, con sus tiendas en MLC, sus tarjetas prepago, en fin, con todas sus obsesiones y prioridades con los “fulas” (bajo el pretexto de devolver la dignidad al peso cubano) quien ha fabricado este “apartheid financiero” donde la moneda nacional va muriendo al mismo ritmo que mueren quienes aún la tienen como único modo de subsistir a diario.
Esta llegada del dólar a los 300 es apenas otro récord que dentro de poco quedará atrás para imponer otro, y otro, quizás con algunos retrocesos como para tomar impulso. Así lo ha hecho siempre en los últimos años, puesto que no hay señales de que algo pueda frenar su ascenso ni de que este sea el final del cuento de la buena pipa.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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