“Un aliento de que alguien, persona de Dios, haya podido verlo… después de tanto tiempo”, dijo Nelva Ortega Tamayo tras la visita a su esposo, el prisionero de conciencia José Daniel Ferrer, del Arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García Ibáñez.
La esposa de Ferrer supo por el religioso que el prisionero político “emocionalmente, está fortalecido, siempre con Dios, y que físicamente le vio estable, compensado con respecto a otras veces, pero, exactamente, la parte de la salud no está bien”, señaló este lunes en conversación con Martí Noticias.
Entre los problemas de salud que mencionó Ferrer al religioso, según Ortega, el preso de conciencia está padeciendo de acidez, dolor estomacal y un brazo “prácticamente tumbado”.
Ortega confirmó que la asistencia religiosa tuvo lugar el pasado 7 de septiembre, y que duró alrededor de dos horas. Mons. García Ibáñez estuvo acompañado por el padre Camilo de la Paz, a cargo de la Pastoral Penitenciaria.
Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba, fue detenido el 11 de julio de 2021 cuando intentaba unirse a las protestas populares que ocurrieron ese día en Santiago de Cuba. Desde el 14 de agosto de 2021, permanece recluido en una celda en solitario, dijo su esposa.
“Él sí es firme. Se han mantenido el acoso, la represión y las amenazas de que se recuerde que puede pasar toda su vida en prisión si no decide salir del país, y él ha dejado bien claro que prefiere morir dentro antes que salir” al destierro, afirmó Ortega en referencia al ofrecimiento de las autoridades de exilio forzoso al opositor a cambio de su liberación.
Según refiere su esposa, el preso político sigue exigiendo sus derechos a las llamadas telefónicas y las visitas familiares, suspendidas desde hace más de un año y medio, con excepciones de visitas breves como la de marzo pasado, en las que sus carceleros accedieron permitir a su hija, Fátima Victoria Ferrer Cantillo, visitarlo brevemente y así constatar que no estaba muerto, como se rumoraba en las redes sociales.