La gran dama del cine europeo se muestra feliz de que las urnas hayan desalojado del poder en Polonia al ejecutivo ultraconservador que inici una brutal campaa contra ella y contra su ltima pelcula, ‘Green Border’, tachada de antipatritica
Agnieszka Holland (Varsovia, 1948) lleva una vida entera obsesionada con Europa, en el mejor y ms universal de los sentidos. Y en el ms trgico y ms liberador tambin. Sus padres sufrieron las muy agrias consecuencias de combatir el rgimen estalinista y ella fue casi lapidada por atreverse en la soberbia pelcula ‘Europa, Europa‘ (1991) a imaginar la existencia de un superviviente del Holocausto como si de un mulo del Cndido de Voltaire se tratara. La sola idea de ironizar con la mayor de las tragedias convirti las ampollas iniciales en simple carne viva. Ahora, lo ha vuelto a hacer. ‘Green Border’, ganadora del Premio Especial del Jurado en Venecia, desnuda la brutal actuacin de su pas (y por contagio de Europa entera) con los emigrantes convertidos en peones de un juego geoestratgico.
Estamos en la frontera entre Polonia y Bielorrusia. Los sirios y afganos acuden all atrados por la propaganda de Alexander Lukashenko que promete un paso seguro a Europa. Cuando lleguen, pronto se darn cuenta de que son solo mercanca. El ejrcito de un lado les facilita el paso al otro para que acto seguido la polica del supuesto pas de acogida les devuelva al punto de partida. Y as, una y otra vez.
Todo lo narrado, insiste la directora, es el reflejo de un testimonio real. Jaroslaw Kaczynski, presidente del partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS), calific la pelcula de “antipatritica” y aadi los calificativos de “vergonzosa y repulsiva”. El entonces ministro de Justicia polaco Zbigniew Ziobro, un paso ms all, la compar con “la propaganda nazi”. Y el gobierno ide unos anuncios “con la versin oficial” para ser proyectados antes de cada sesin. Como consecuencia de todo ello, Agnieszka Holland se vio obligada a contratar seguridad ante la avalancha de amenazas de muerte. Ahora, la pelcula es todo un xito en Polonia y la oposicin ha ganado las elecciones. “Me conformo con que la verdad llegue a un par de personas”, dice Holland repantingada en un sof de un hotel cntrico Valladolid. La Seminci empez el sbado con una directora manifiestamente feliz.
- En Venecia coment que el Holocausto ha dejado de ser ese referente siempre presente…
- S, eso es, ha dejado de ser una vacuna contra la atrocidad. Vemos cmo el racismo y el nacionalismo se levantan sobre una sociedad basada en la fe, la estigmatizacin y la deshumanizacin del otro. Se crea un enemigo por la sencilla razn de que es diferente. Y sa es la herramienta tpica nazi que an funciona, que hemos sido incapaces de bloquear. Lo vemos en los gobiernos populistas y por todas partes. Quiz tambin en Israel, aunque aqu el problema es mucho ms complejo y no quisiera simplificar. Pero lo bsico est ah: la incapacidad de vivir con alguien al que se cosifica.
- Se atreve a dar una explicacin?
- Parece evidente que la gente tiene miedo del futuro. Ya no se cree en el futuro. Y eso se nota en la demografa. Los jvenes no quieren tener hijos. No s cmo ser en Espaa, pero en Italia o Polonia, la demografa est totalmente por los suelos. Dentro de 20 aos, la mayora de la gente tendr ms de 60. As que Europa se est encogiendo y eso es la consecuencia de la falta de confianza en que el futuro tenga sentido. Y, por supuesto, a eso hay que aadir lo que viene de fuera: la inmigracin o la catstrofe climtica. Nada de eso tiene una solucin fcil y eso hace que la gente tenga an ms miedo y sea ms excluyente. Solo son escuchados los que proponen frmulas mgicas. Y todos los populistas o fascistas tienen la solucin. Pero claro, no es una solucin para todos. Para que ese plan funcione una parte de la humanidad tiene que ser por fuerza el enemigo. Todo se basa en la ilusin de que si alejamos o destruimos o no les damos derechos a los indeseables, a los que no son como nosotros, nos salvaremos.
- Entonces, qu queda?
- La sensatez. Nadie sabe cmo resolver ni el problema del cambio climtico ni el del conflicto que enfrenta a Hamas con Israel. La nica forma de hacerlo es colaborando y reconociendo al otro como interlocutor. Es un camino que exige paciencia y que no garantiza soluciones. Pero es la nica opcin sensata y civilizada.
- Dira que Polonia ha entrado por ese camino con la victoria de la oposicin?
- En Polonia la situacin est clara. Ellos perdieron y perdieron con un porcentaje espectacular y contra todo lo predecible. Ellos tenan los recursos, el dinero y los medios de comunicacin. Lo tenan todo para que fuera inimaginable una derrota. Pero los jvenes fueron a votar y rechazaron la poltica del odio y del miedo. Piense que el lavado de cerebro al que ha sido sometida la poblacin ha sido devastador. Se ha llenado la cabeza de la gente de porquera. Hay muchos que creen que Donald Tusk [lder de la Coalicin Cvica] es alemn. Estn convencidos de que habla alemn en casa y que vendi la mitad de Polonia a Angela Merkel y la otra mitad a Putin. Es contra este tipo de contaminacin salvaje contra lo que se ha vencido.
- Se siente ahora ms segura?
- Ms feliz. Crearon una campaa tan intensa contra m desde todos los mbitos imaginables que acab por recibir todo tipo de amenazas. Yo fui nazi, fui Stalin, fui una enemiga del Estado, iba a destruir Polonia… La histeria lleg a tal punto que, en verdad, estaban provocando que algn loco atentara contra m. El odio es imposible de controlar.
- ‘Green Border’ habla de fronteras y ella misma est en medio de muchas cosas: entre la realidad y la ficcin, entre el presente y el recuerdo vivo del pasado…
- Esa era la idea. Pero no era nada provocado o inventado, cualquiera que se acercara al bosque que separa Polonia de Bielorrusia tena la impresin de que era una vuelta al pasado. El trauma callado del Holocausto est muy presente en esa zona. Cuando empez la crisis de los refugiados mucha gente que vive all y que son herederos de testigos directos crey estar viviendo otra vez los episodios de la Segunda Guerra Mundial. La memoria volva intacta en las caras delgadas y los ojos iluminados escondidos en los graneros.
- Y no es desolador volver una y otra vez a lo mismo?
- Me cri en la filosofa existencialista y tengo muy presente el mito de Ssifo tal y como lo teoriz Albert Camus. Sin dramatismo. El ser humano es as, pero eso no quiere decir que haya que cejar.
- Europa es su gran tema. Cree que ha fracasado como proyecto?
- Cuando me preguntaban tiempo atrs por qu la pelcula Europa, Europa se llamaba as, con el ttulo repetido, siempre insista en que Europa tiene esa dualidad: es a la vez la cuna de la civilizacin, la cultura y la democracia, y la responsable de la mayor crimen contra la Humanidad. Pues bien, volvemos a esa encrucijada. Veo claro que si no cambiamos algo, si no despertamos, cometeremos esos mismos crmenes contra la humanidad. Somos capaces de aniquilar a quien sea por mantener nuestra zona de confort. Los inmigrantes son muchos y no dejarn de venir. Pero bueno, me va a permitir que al menos dos semanas me d el lujo de estar contenta despus de lo que ha pasado en las elecciones.