La iniciativa solidaria “Huellas” entregó este martes una lavadora, un aire acondicionado (Split) y un ventilador a un bebé de siete meses en La Habana, afectado por una rara condición conocida como la “enfermedad de Dios”.
Johanna Jolá Álvarez, líder del proyecto, informó en Facebook que una Mipyme donó los electrodomésticos al pequeño Mateo Domínguez Serrano, quien padece una rara enfermedad llamada Hematohidrosis, con el objetivo de mejorar la calidad de vida tanto del bebé como de su familia.
“‘Huellas’ le hará entrega a la mamá de Mateo de absolutamente todo lo recaudado en nuestra cuenta en función de ayudar y dar calidad de vida a su pequeño”, señaló la activista, quien anunció que “muy pronto le haremos entrega del ventilador recargable que necesita para cuando se vaya la luz”.
Jolá también apuntó que el gobierno se comunicó con la mamá de Mateo, informando que se harán los trámites correspondientes para darle una vivienda, “ya que viven agregados en casa de un amigo. Esperamos que eso se concrete y se haga realidad”.
Por último, agradeció a las personas residentes en Cuba y en otros países, que apoyan al equipo de “Huellas” en su misión altruista y solidaria.
La víspera, la activista alertó en redes sociales sobre el caso, explicando que el bebé sufre de una rara enfermedad que comparó con “sudar sangre”, y señaló que el pequeño requiere constantes transfusiones.
Jolá explicó que la madre de Mateo, Edisleydis Serrano Bouza, no puede trabajar porque debe dedicar todo su tiempo al cuidado del bebé, quien requiere atención constante debido a su enfermedad.
Mientras tanto, su padre trabaja haciendo mensajerías para poder cubrir los gastos de la familia y la costosa alimentación que necesita el pequeño.
Además, explicó que Mateo sufre mucho y necesita estar en un ambiente con aire acondicionado para evitar desangrarse: “Lo que su padre gana no le da para sostener a su familia y poder comprar un aire acondicionado, y un ventilador recargable para cuando se vaya la luz”.
En 2020, CiberCuba entrevistó a la madre de Dianelis González Medina, una cubana que en aquel entonces tenía 32 años y una niña de cuatro, y cuya vida era normal hasta que en 2017 empezó a llorar y sudar sangre.
“Tiene la enfermedad de Dios”, dijo su madre, refiriéndose al padecimiento de su hija, un padecimiento muy raro reseñado en un pasaje bíblico de Jesús en el Huerto de los Olivos.
El Evangelio según San Lucas asegura que después de la última cena, Jesús se acercó a rezar al Monte de los Olivos y allí se le vio sudar sangre.
“Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”. (Capítulo 22, versículo 44).
Padecer esa rara enfermedad hizo que Dianelis González Medina pidiera apoyo a la comunidad científica internacional y se ofreciera como voluntaria para que investigaran la hematidrosis que sufría.