OpenAI: del ‘golpe de estado’ fallido a la posible vuelta, con condiciones, de Sam Altman


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La junta directiva despidi el viernes al presidente ejecutivo, Sam Altman. Un da despus comenz a negociar su regreso

Sam Altman, hasta el viernes CEO de OpenAI.
Sam Altman, hasta el viernes CEO de OpenAI.SeongJoon ChoBloomberg

Silicon Valley produce cada cierto tiempo empresas que son un pozo de atencin y titulares, startups que, como muchas otras, prometen cambiar para siempre la sociedad pero que parecen tener realmente la receta para lograrlo. OpenAI es la ms reciente. En menos de un ao ha conseguido alterar las expectativas en torno a la inteligencia artificial gracias al xito de su herramienta ms popular, ChatGPT.

Pero este fin de semana algo se ha roto. Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, defini una vez a Twitter como “un coche lleno de payasos que se ha estrellado con un mina de oro”. La genial frase se vuelve a escuchar ahora, pronunciada por las voces ms influyentes del sector tecnolgico y aplicada a una empresa que haba conseguido proyectar una increble imagen de seriedad y competencia.

El viernes pasado la junta directiva de OpenAI anunciaba el despido fulminante de su mximo responsable, Sam Altman. En un agresivo y atpico comunicado explicaba que el directivo “no ha sido sincero de manera continuada“, y que “ha perdido la confianza” en su capacidad para dirigir la empresa.

La noticia pill por sorpresa a todo el mundo, incluido el propio Altman, que se enter de su cese slo una hora antes de la publicacin del comunicado. A su mano derecha, Greg Brockman, el aviso le lleg slo cinco minutos antes. Poco despus anunciaba tambin su marcha de la empresa junto a otros altos cargos descontentos con la decisin.

Conforme pasaban las horas, las razones de tan abrupta maniobra comenzaron a filtrarse. Dibujan una complicada tensin interna fruto de la evolucin que ha tenido OpenAI desde su creacin y que ha terminado en un golpe orquestado por el mximo responsable de I+D de la empresa, Ilya Sutskever, y otros los miembros de la junta directiva.

OpenAI naci en 2015 como una organizacin sin nimo de lucro destinada a promover la investigacin segura y tica en inteligencia artificial pero en los ltimos aos, y bajo la batuta de Altman, se ha transformado en una empresa convencional, recibiendo por el camino una inversin multimillonaria -nada menos que 13.000 millones de dlares- por parte de Microsoft, proveedor exclusivo de la costosa tecnologa que necesitan sus avanzadas herramientas para funcionar.

Esta particular evolucin ha creado dos grupos dentro de la compaa. Uno, liderado por Altman, aboga por el tradicional mantra de Silicon Valley de “moverse rpido y romper cosas”, por desarrollar el negocio y hacer avanzar sus herramientas lo ms rpido posible. El otro, en el que se enmarca Sutskever, es partidario de avanzar de forma ms pausada y responsable, sobre todo teniendo en cuenta la caja de Pandora que supone la inteligencia artificial.

El segundo grupo se impuso el viernes, pero la polmica generada por la forma y el fondo en la que lo hizo ha disparado las alarmas de muchos inversores y empleados de OpenAI. Entre todos, han obligado a la junta a considerar su decisin. Menos de 24 horas despus de anunciar el cese, negociaba con Altman su posible regreso.

De momento, todo est en el aire. Se rumorea que entre las condiciones de Altman para volver figura, comprensiblemente, la dimisin de toda la junta directiva y una reestructuracin de su papel, objetivos y poder. Negrselo ser difcil. Con los logros conseguidos con OpenAI en los ltimos aos conseguir financiacin para lanzar una nueva compaa con la que competir directamente ser trivial.

La maniobra, en cierta forma, recuerda al calvario de Steve Jobs, expulsado de Apple por la junta directiva en 1985 pero que volvi triunfante en 1996. Altman est cerca de lograr algo parecido en apenas dos das.





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