Muere Patricia Ferreira, la directora de la memoria salvaje


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La cineasta responsable de pelculas como ‘S quin eres’ o ‘Los nios salvajes’ fue una activa luchadora contra el borrado de las mujeres

Patricia Ferreira en una imagen de archivo.
Patricia Ferreira en una imagen de archivo.JOS AYM

“En el fondo no somos ms que memoria”. La frase es de Patricia Ferreira. La pronunci cuando se afanaba en completar ‘Para que no me olvides‘. En la pelcula, fechada en 2005, la directora que ayer falleci a los 65 aos por culpa de un tumor cerebral retomaba el hilo de su primer trabajo, ‘S quin eres’, de 2000. Su pera prima, en efecto, tambin se ocupaba de la fugacidad y constancia de los recuerdos, del capricho con que se ordena, se desordena y, llegado el caso, hasta desaparece “ese montn de espejos rotos”, que dira Borges. Ella misma puntualizaba que la memoria de la primera pelcula poco tena que ver con la de la segunda. En su debut a la direccin, se trataba de la memoria colectiva, deca; en el segundo, de la personal. Y, sin embargo, se antoja ahora ms que nunca necesario recordar (precisamente recordar) que, como ella dijo, no somos ms que memoria, y recordar que gracias al esfuerzo de pioneras como Ferreira el cine espaol de abri a la voz olvidada de la mujer.

De qu pasta est hecha la memoria? Los recuerdos igual justifican que condenan; lo mismo perdonan que nos arrastran por el barro de la culpa. Y sirven lo mismo para la reconciliacin que para la guerra. ‘S quin eres‘ lleg a Berln con el nuevo siglo y de la mano de una trama cosida a un ‘thriller‘ tan turbio como efectivo. Fue de las primeras pelculas en plantear (y plantearnos) que la memoria ms all de un accidente de la personalidad nos ata a nuestro tiempo y, como el propio olvido, sirve igual para sanar que, llegado el caso, morir.

La pelcula, interpretada muy cerca de la perfeccin por Ana Fernndez y Miguel ngel Sol, narraba la historia no por fuerza de amor entre una psiquiatra y su paciente. Aquejado este ltimo del sndrome de Korsakoff, no quedaba claro qu era lo que la culpa obligaba a sepultar y qu a sacar a la luz. Y as en la penumbra entre lo que se dice y lo que se calla, aquella cinta que sorprendi en la Berlinale se erigi en una callada y estruendosa a la vez metfora de muchas cosas: del pasado lejano y brutal de Espaa, del pasado algo ms cercano pero igual de brutal de Argentina y, llegado el caso, de la necesidad de repensar un presente facturado por, precisamente, su pasado.

Cuando pasado un lustro, Ferreira volvi a ocuparse de la memoria, lo hizo en ese espacio de recuerdos compartidos que es la familia, su otro gran tema. ‘Para que no me olvides‘ se aleja de las claves de la intriga y el suspense que guiaron sus dos primeras pelculas (la citada arriba ms la efectiva adaptacin de la novela de Lorenzo Silva ‘El alquimista impaciente’) para atreverse con el ms desnudo de los gneros: el melodrama. “Nos van a dejar morir sin pedirnos perdn y sin poner nuestros nombres en un lugar bien visible, como estn los del Valle de los Cados”, deca en un momento de la pelcula el viejo Mateo al que daba vida en uno de sus ltimos trabajos para el cine Fernando Fernn Gmez.

La cinta se ocupaba, entre otras cosas, de la relacin de un nieto con su abuelo, un abuelo con la memoria a la fuga, un abuelo herido por el olvido de los suyos. A su manera, y contra la propia declaracin de la directora, las dos pelculas trataban de lo mismo y lo hacan cuando nadie pareca querer hacerlo. El abuelo Mateo era un superviviente de la Guerra Civil y sobre todo de la posguerra (su padre muri fusilado, su madre en la crcel), un superviviente de “un rgimen implacable”; un superviviente de un presente democrtico soportado, otra vez, por el olvido.

Patricia Ferreira fue, adems de cineasta, activista. O, mejor, fue cineasta por activista. Activa combatiente contra el olvido en cualesquiera de sus formas. Y desde ah construy su cine y su militancia. En ‘Seora de’, documental rodado en 2010, recuperaba la memoria de las memorias perdidas de todas las mujeres con el talento sacrificado. Como cofundadora de CIMA (la asociacin de mujeres espaolas del audiovisual), todo su empeo fue recuperar, en efecto, lo perdido. Y no es exagerado de decir que el xito de las directoras de hoy, el xito de Carla Simn, Elena Martn o Alauda Ruiz de Aza tiene mucho que ver con el trabajo Ferreira contra el borrado, contra el olvido, a favor de la memoria de todas. Y, por tanto, de todos.

‘Los nios salvajes‘, su pelcula de 2012, es en parte testimonio, o as se puede leer, de todos los esfuerzos del pasado, de todas las memorias demolidas. Transparente, vibrante y con los ojos perfectamente abiertos, la pelcula se abre a las inquietudes, temores y deseos de unos cros que no recuerdan nada porque son solo futuro. Futuro quebrado, pero futuro al fin. Se dira que Ferreira se deshizo en esta su ltima gran pelcula de todos los fantasmas del pasado para atreverse a mirar de frente sin ms nostalgia que la que arde. Memoria s, pero esta vez y para siempre memoria salvaje.

Resulta imposible no preguntarse, y hacerlo con pesar y culpa, qu hubiera sido de Ferreira de no haber sido castigada como lo fueron todas las mujeres de su generacin; qu hubiera sido de su cine discontinuo, escaso y siempre dependiente del trabajo alimenticio para la televisin, si antes de Patricia Ferreira hubiera habido otra Patricia Ferreira empeada en olvidar el olvido, en recordar la propia memoria, en pelear por todas las Patricias Ferreiras que luego han sido. Y son.

“Somos nuestra memoria, / somos ese quimrico museo de formas inconstantes, /ese montn de espejos rotos”, escribi Borges en unos de sus versos ms repetidos. Y la memoria por fuerza inquebrantable de Patricia Ferreira le da la razn. DEP.





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