La falta de tacto político sirvió la Feria del Libro de Tampa en bandeja de plata a la tiranía


LA HABANA, Cuba. – La participación de funcionarios oficialistas cubanos en la recién concluida Feria Internacional del Libro de Tampa ha generado polémicas y divisiones entre el gremio del arte y la literatura de dentro y fuera de la Isla. 

Con el objetivo de aclarar algunas de las inquietudes, CubaNet envió varias preguntas al escritor y promotor cultural Alberto Sicilia, uno de los organizadores del evento literario. En sus respuestas, Sicilia también respondió a las declaraciones del escritor y exprisionero político cubano Ángel Santiesteban, quien calificó la presencia de los funcionarios del régimen en la Feria del Libro de Tampa como un acto de injusticia con los escritores cubanos reprimidos.

―¿Cómo surgió, y con qué objetivos, la Feria Internacional del Libro de Tampa?

―La Feria del Libro de Tampa es un anhelo de muchos artistas, escritores y personalidades relevantes de la ciudad desde hace muchos años. Cuando llegué a Tampa, tuve la oportunidad de conocer a Gabriel Cartaya y reunirme con él casi todos los días. Hablamos sobre la posibilidad de hacer un evento de esa envergadura y me entregué de lleno a su organización. Como toda feria literaria debía tener en cuenta las características históricas del entorno y brindarle a la comunidad cuestiones de interés local. De este modo, la Feria estuvo dedicada al lector de tabaquería, a las mujeres y a la emigración, esto último haciendo énfasis en el crisol de nacionalidades que configuraron el área de West Tampa e Ybor City.

―¿Quién invitó y/o escogió a los funcionarios cubanos que asistieron a la Feria? ¿Cómo se gestionaron las visas?

―Los funcionarios cubanos fueron propuestos por una delegación de la Cámara Cubana del Libro que visitó Tampa y pidió reunirse con el comité organizador de la Feria. Nosotros propusimos otros autores. Nuestra gestión fue enviar las cartas y un grupo de amigos pagó pasajes y otros gastos de estancia.

―¿Cuántos y quiénes eran estos funcionarios? ¿Quién, o quiénes, financiaron los gastos del viaje?

―Francisco Lopez Sacha y Osmany Echevarría. No sabemos con certeza quién pagó sus gastos, por tal motivo no me aventuro a decir nombres o instituciones. Antes de opinar sobre algo prefiero estar seguro de lo que digo. Quizás los gestionaron por sí mismos, seguramente con amigos que viven en este país.

―¿Por qué el secretismo? ¿Por qué no estaban en el programa de la Feria y no se informó sobre su participación?

―No hubo secretismo. No creo que sea obligación y menos en un evento que no recibe fondos de ninguna organización política o medio de difusión, estar dando explicaciones de quiénes invitamos y por qué razón lo hacemos. La libertad es un derecho que me tomo bien en serio. 

La escasez de personal, falta de recursos y la avalancha de gente que pidió participar a última hora hizo que los archivos del programa se trastocaran. La persona que trabajó junto a mí en la elaboración del programa no me dejará mentir jamás; ella está en la lista negra de personas que no pueden entrar en la Isla a pesar de haber nacido allá. Es una defensora de los derechos cívicos y ha trabajado durante años por una Cuba libre y democrática. 

Fueron semanas de actualización de la lista de autores. No fue una Feria para cubanos, fue un evento internacional. Creo que la consecuente falta de tacto político de algunos, consciente o inconscientemente, le sirvió la Feria en bandeja de plata a la tiranía. Eso es algo imperdonable.

Los que han juzgado mi gestión como una traición deben reconsiderar sus opiniones. El desgobierno cubano seguirá asfixiando al pueblo con la ayuda, consciente o no, de los patriotas de vidrio, que para nada son herederos del exilio histórico; son la plaga que sostiene al régimen de los Castro, tan infames como los militares de turno en Cuba.

―¿Por qué el interés en promocionar la obra de estos escritores (algunos de ellos desconocidos o sin una obra relevante) afines a la dictadura?

―En esta Feria no promocionamos ninguna obra que diera loas a la dictadura, todo lo contrario. En todos los espacios de la Feria se leyeron y comentaron obras de denuncia contra el comunismo. Eso no quiere decir que nos vamos a erigir como censores de las ideas que no compartimos. Queremos un evento y una comunidad que respete la pluralidad. 

Veo sospechoso el ataque a un evento que fue organizado por un grupo de amigos con una posición frontal contra el castrocomunismo. Probablemente agentes de izquierda hayan tramado estrategias para promover el debate y poner en evidencia los niveles de intolerancia y el miedo que provoca en algunos “intelectuales” del exilio enfrentarse cara a cara con sus culpas, con su pasado.

―¿Por qué poner a coincidir en un mismo lugar a opositores/víctimas y cómplices/victimarios de la dictadura?

―No fue ese nuestro pensamiento, no el mío. Todos eran autores, unos convencidos de sus ideas, otros escapando de la prisión, la mayoría deseosos de encontrarse con viejos amigos. La opinión común es que se veían felices, entre abrazos, risas e historias de antaño. Yo no lo hice, estuve inmerso en el trabajo de organización y en algunos momentos haciendo lo imposible por dejar claras mis ideas en contra del totalitarismo y cualquier forma de opresión, evitando también algún hecho desagradable en los recintos del College de Ybor.

El hecho de que un líder opositor como Ángel Santiesteban me ofendiera directamente e hiciera pública sus palabras fue extremadamente doloroso para mí en muchos sentidos. Ángel y yo nos conocemos bien, le he tenido gran estima y admiración; podíamos haber hablado sobre lo ocurrido como lo hicieron otras figuras de la oposición, en privado. Guardo mensajes con Santiesteban desde el 2015 y el testimonio de muchas personas que me escucharon intervenir desde sus primeros encontronazos con el régimen, mucho antes de iniciar este siglo. Cuando Ángel paseaba por los recintos de la UNEAC, yo era el poeta contestatario que dirigía el Monoroza.

―¿Por qué no se invitó a escritores residentes en la Isla frontales con el régimen?

―Camila Acosta y el mismo Ángel Santiesteban participaron [vía online], sin restricciones de tiempo, [y hablaron] sobre los temas que consideraron de su interés, sea un libro sobre masonería o una denuncia política. 

Tenemos una amplia lista de invitados para futuras ediciones de la Feria; estamos considerando la idea de voces que desde la literatura, desde sus obras, tengan una postura coherente y no le sirvan de juego a sus represores. No voy a mencionar nombres, pero desde hace meses estoy en contacto con ellos y estaremos dispuestos a hacer todo lo posible por que tengan su espacio, una oportunidad de dejar atrás las atrocidades del régimen y vivir en libertad. Nos gustaría verlos aquí, no viviendo del dinero de contribuyentes y familias que desean el cambio en Cuba, sino como hombres comprometidos, eternamente plantados como muchos luchadores históricos. 

Hacer campañas políticas para llenar la mesa, ostentar lujos o armar conspiraciones paranoicas para seguir alimentando la dictadura y que el pueblo cubano siga en la miseria, es propio de cobardes y personas sin moral. Los intelectuales de pensamiento tienen una responsabilidad histórica y debemos estar claros de quién es el verdadero enemigo. No soy yo, no son los amigos que me ayudaron a preparar esta Feria, no son ellos mismos que ahora están cruzando directas e indirectas. El enemigo engorda con la división, mata las aspiraciones de la mayoría con el ego de líderes incapaces. Muy mal estará la patria futura si cae bajo el dominio de estos oportunistas contemporáneos.

―¿Qué opina sobre la repercusión que ha tenido esta invitación de funcionarios oficialistas a la Feria?

―Creo que lo he dejado claro en mis respuestas. La Embajada Cubana, el MINREX, los medios que sirven para fomentar esos “puentes de amor” que olvidan cuánto se ha sufrido y quiénes son los que reciben el golpe diario de las carencias, se han llevado las palmas: el premio de la desunión que padecemos los cubanos de la diáspora. Todo el sacrificio de un grupo de amigos lo han manchado sin importar la amistad de años, los principios éticos que debe tener alguien con una voz y una trayectoria de lucha. 

Sigo a la espera de un desagravio de Ángel Santiesteban. Los comentaristas de turno que solo pretenden congraciarse desde el escudo de una pantalla no existen para mí, no marcarán la diferencia en un proceso libertario, aplaudirán como focas al primer charlatán que los engañe.

―Me informan que algunos de los residentes en la Isla participantes en la Feria se van a quedar definitivamente en Estados Unidos. ¿Qué sabe al respecto?

―Tengo entendido que serán varios. Pienso que igual que firmar cartas, manifiestos, proclamas, aplaudir los discursos del dictador de turno, etc… es una decisión personal, que cada uno debe afrontar con valentía. 

Llegué a este país para vivir en libertad y usar esa libertad como un derecho y respetar el derecho de todos, no para rendir cuentas a nadie y ser mi propio tirano. No le temo al fantasma de mi pasado. No tengo miedo. Si alguien, de los ofendidos, está dispuesto a ir conmigo a Cuba para exigir a los tiranos que abandonen el poder y unir voluntades para la recuperación del país, están invitados. Vamos a ver quién se apunta. 

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