El primer cafetal en Cuba y su historia CubaNet


MADRID, España.- El café, base de la economía colonial en Cuba junto a la caña de azúcar y el tabaco, impulsado en el país a fines del siglo XVIII, cobró auge en el XIX. En la proliferación de cafetales por el territorio insular, influyeron la destrucción de los de Haití, principal proveedor mundial del grano entonces, al sublevarse sus esclavos; la emigración a Cuba de miles de familias francesas y españolas y el alto precio que llegó a tener en el mercado internacional. 

Existe consenso histórico de que el primer cafetal de Cuba surgió en el poblado capitalino de Wajay.  Francisco Pérez de la Riva, en su obra El café. Historia de su cultivo y explotación en Cuba (1944), afirma que en la primera mitad del XIX se extiende por el país, sobre todo en La Habana, por Madruga, San Antonio de los Baños, Santiago de las Vegas, Güines, Vereda Nueva, Alquízar, Artemisa y Candelaria. 

De la Riva anota: “A fines del siglo XVIII se fomenta un grupo de cafetales próximos a La Habana, en el punto conocido por los Arcos de Canasí, otros en el poblado de Ubajay (Wajay) donde había sembrado el primer cafeto introducido en nuestra Isla, según la tradición, el Contador Mayor de Cuentas don José Gelabert”. Y puntualiza: “No se ha podido precisar con exactitud (…) siendo las primeras noticias unas semillas traídas de los cafetales de Haití hacia el año 1748, según La Torre, por don José Gelabert, quien fomentó el primer cafetal en una finca de su propiedad en las cercanías del pueblo de Ubajay”.  

En el folleto Municipio Boyeros. Síntesis histórica, de los historiadores locales Ángela N. Campos, Azucena Estrada (ambas fallecidas) y Eduardo M. Bernal, se afirma: “En 1748, el Contador Mayor de Cuentas de la Isla de Cuba, don José Gelabert, propietario de la hacienda ˈLa Auroraˈ del Wajay, trajo unas semillas de los cafetales de Haití, fomentando el primer cafetal de que se tiene noticia en el país. (…) Aún se conserva en Wajay la vivienda de los propietarios en la finca ˈLa Auroraˈ”. 

En una investigación posterior los mismos autores  explicaron que “En Wajay había sembrado el primer cafeto introducido en el país, según la tradición, el Contador Mayor de Cuentas don José Gelabert, en 1748. Todavía en 1766, cuando se realizó el censo, la familia Gelabert mantenía su cafetal en el que laboraban 23 esclavos”.

Aquí no mencionan “La Aurora”. Y Pérez de la Riva el único cafetal que nombra es “Los Placeres”; por lo que no está precisado el cafetal específico donde se plantaron los granos iniciales. Sin embargo, sí hay total acuerdo en que fue en Wajay en una propiedad de José Gelabert.

En el artículo “Noticias del Fórum del Café” se reitera que: “En el caso cubano, los primeros cafetos llegaron a la Isla en 1748 de mano de José Antonio Gelabert, natural de Barcelona, que como Contador Mayor de Cuentas de Cuba llevó hasta Wajay, en las inmediaciones de La Habana, unas cuantas plantas de café de la República Dominicana. (…) Su objetivo era elaborar aguardientes con las cerezas de este producto”.

El esplendor duró solo décadas: el aumento del cultivo en Brasil, América Central y otras latitudes, implicó que el café cubano perdiera su posición privilegiada, agravado al bajar los precios en mercados extranjeros, la crisis económica de 1846-1847 y los huracanes de 1844 y 1846, que dañaron la más rica parte cafetalera de La Habana; aunque se mantuvo en condiciones favorables en la Cordillera de los Órganos, en zonas montañosas de Trinidad, Santiago de Cuba y Guantánamo. 

El panorama actual, y desde hace años, no tiene nada que ver con aquella época de la colonia. Hace mucho tiempo que Cuba dejó de producir café en abundancia, al punto que tomar café de calidad en la mañana se ha convertido en un lujo para muchos cubanos.



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