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El orden y el caos se cruzan y chocan en todos los rincones de nuestro universo. Para explicar el impacto entre ambas propiedades, surge la segunda ley de la termodin\u00e1mica, una regla fija que viene a decirnos que la cantidad de entrop\u00eda del universo tiende a incrementarse en el tiempo. Con esto queda se\u00f1alada la irreversibilidad de los procesos naturales, algo tan f\u00e1cil de entender como que resulta imposible fumarse un cigarrillo y luego recuperar su humo para volver a convertirlo en cigarrillo; algo absurdo, lo m\u00e1s parecido a una l\u00ednea de di\u00e1logo introducida por Paul Auster<\/a> en el guion de la pel\u00edcula Smoke<\/i>.<\/p>\n

Pero volviendo a la realidad, hay que recordar que solo son reversibles los procesos que se nos presentan como una ficci\u00f3n te\u00f3rica y estos no ocurren en naturaleza. Sirva como ejemplo El retrato de Dorian Gray<\/i>, la novela de Oscar Wilde<\/a> donde su protagonista consigue que sea su retrato, y no \u00e9l, quien envejezca. Bien mirado, con este argumento, Oscar Wilde entreg\u00f3 su personaje al segundo principio de la termodin\u00e1mica, pues la idea de reducir la entrop\u00eda en un sitio para que aumente en otro nos lleva hasta la transferencia de calor que fluye entre dos cuerpos con temperaturas diferentes cuando entran en conexi\u00f3n t\u00e9rmica y el calor se transmite del cuerpo con mayor temperatura al de menor temperatura. De hecho, la palabra entrop\u00eda \u1f10\u03bd\u03c4\u03c1\u03bf\u03c0\u03af\u03b1 viene de las palabras griegas \u03b5\u03bd\u03ad\u03c1\u03b3\u03b5\u03b9\u03b1 (energ\u00eda) y \u03c4\u03c1\u03bf\u03c0\u03ae (transformaci\u00f3n).<\/p>\n