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El deshielo provocado por el cambio clim\u00e1tico<\/a> est\u00e1 afectando a la rotaci\u00f3n de la Tierra. La redistribuci\u00f3n de las masas heladas ahora l\u00edquidas estar\u00eda frenando el giro del planeta sobre su eje como si fuera un patinador que alarga los brazos. El fen\u00f3meno, que se uno a otros que est\u00e1 afectando al movimiento terrestre, como el frenazo en el n\u00facleo<\/a>, tendr\u00e1 su impacto en el tiempo, aumentando la falta de sincron\u00eda entre el tiempo universal y el at\u00f3mico.<\/p>\n

Las matem\u00e1ticas dicen que un d\u00eda tiene 86.400 segundos, pero se equivocan. Los d\u00edas en la Tierra no tienen esa exactitud en su duraci\u00f3n porque la rotaci\u00f3n terrestre no es regular. Entre los factores que intervienen en esta irregularidad est\u00e1n la fricci\u00f3n de las mareas o el hecho que el planeta no sea una esfera s\u00f3lida, sino que est\u00e9 formada por diferentes masas s\u00f3lidas o l\u00edquidas, tanto en su superficie como en el interior. A pesar de tal irregularidad, se aceptaba el segundo astron\u00f3mico como base del tiempo universal (UT1). Pero en 1967, la definici\u00f3n internacionalmente aceptada del segundo cambi\u00f3. La medici\u00f3n del tiempo, que hab\u00eda estado vinculada a la rotaci\u00f3n de la Tierra, pas\u00f3 a ser determinada por los primeros relojes at\u00f3micos<\/a>, la base del Tiempo Universal Coordinado (UTC por sus siglas en ingl\u00e9s). Pero su precisi\u00f3n es tal que la falta de sincron\u00eda entre el tiempo universal y el UTC hab\u00eda que recuperarla mediante la introducci\u00f3n de un segundo intercalar cada cierto tiempo<\/a>. Ahora aparece un problema nuevo, la necesidad de restar un segundo en vez de sumarlo, un problema que tiene que ver con el deshielo clim\u00e1tico.<\/p>\n

La conexi\u00f3n la ha establecido el investigador de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) Duncan Agnew. Durante a\u00f1os, Agnew ha estudiado el llamado rebote posglaciar. A lo largo de m\u00e1s de 100.000 a\u00f1os, buena parte del hemisferio norte estuvo cubierta de hielo. Pero no era una fina capa. Como sucede en la Ant\u00e1rtida hoy, se trataba de una capa de dos o tres kil\u00f3metros de altura. Con el fin de la \u00faltima glaciaci\u00f3n, hace unos 11.000 a\u00f1os, la corteza terrestre, liberada de tanto peso, se fue elevando, trastocando con ello la rotaci\u00f3n del planeta. Esto ha provocado que los d\u00edas se hayan ido alargando. A este ajuste isost\u00e1tico, Agnew a\u00f1ade ahora el acelerado deshielo que se est\u00e1 produciendo en las masas heladas continentales, como las de Groenlandia<\/a>, por culpa del cambio clim\u00e1tico.<\/p>\n

\u201cEl agua de deshielo va al oc\u00e9ano y eleva el nivel del mar. Esto equivale a una transferencia de masa desde los polos hacia el ecuador, lo que ralentiza la velocidad de rotaci\u00f3n de la Tierra\u201d, dice en una nota Agnew. Seg\u00fan detalla en un trabajo publicado en la revista cient\u00edfica Nature<\/i><\/a>, hasta 1990, las mediciones de la gravedad del planeta mostraban que estaba girando m\u00e1s r\u00e1pido. Pero sus mediciones basadas en los registros de los sat\u00e9lites, encuentran que esta tendencia se ha invertido y ha hecho que la Tierra gire m\u00e1s lentamente.<\/p>\n

La investigadora en el Laboratorio de F\u00edsica de Altas Energ\u00edas de la Escuela Polit\u00e9cnica Federal de Lausana (Suiza) Mar\u00eda Vieites, no relacionada con esta investigaci\u00f3n, compara lo observado por Agnew con el patinaje art\u00edstico: \u201cEl hielo que se concentra en los polos funciona como los brazos del patinador. Arriba, est\u00e1n muy cerca del eje y eso facilita el giro, pero al bajarlos y extenderlos, se frena\u201d. Como las extremidades, el agua deshelada se extiende por todo el planeta en una redistribuci\u00f3n de la masa que afecta a la rotaci\u00f3n.<\/p>\n

Agnew introduce tambi\u00e9n otro factor en su ecuaci\u00f3n. Adem\u00e1s de la fricci\u00f3n de las mareas y el deshielo, en la irregularidad de la rotaci\u00f3n terrestre tambi\u00e9n interviene el comportamiento del n\u00facleo del planeta, que tambi\u00e9n es l\u00edquido. En enero de 2023 se comprob\u00f3 que el n\u00facleo terrestre se estaba frenando<\/a>, llegando incluso a girar en sentido contrario al resto del planeta. El frenazo va a afectar al tiempo. \u201cLa extrapolaci\u00f3n de las causas del cambio en la velocidad de rotaci\u00f3n de la Tierra apunta a que, para 2029, la escala de tiempo generalmente utilizada requerir\u00e1, seg\u00fan las reglas actuales, que un minuto dure solo 59 segundos\u201d, dice el geof\u00edsico estadounidense. \u201cEsto nunca hab\u00eda sucedido antes y plantea un gran desaf\u00edo para garantizar que todas las partes de la infraestructura de cronometraje global muestren la misma hora\u201d, a\u00f1ade.<\/p>\n

Actualmente, el Tiempo Universal Coordinado<\/a> se calcula gracias a unos 450 relojes at\u00f3micos repartidos por todo el planeta. Su se\u00f1al se difunde en tiempo real por unos 80 laboratorios de tiempo. Son la base temporal de Internet, sistemas financieros, sat\u00e9lites… Desde 1972, las irregularidades en el movimiento de la Tierra han obligado a sumar 27 segundos intercalares, a intervalos irregulares y con un m\u00e1ximo de solo seis meses de anticipaci\u00f3n cada vez. Lo que muestra este trabajo es que ahora tendr\u00e1n que enfrentarse a lo contrario, a restar un segundo.<\/p>\n

\u201cEl segundo intercalar negativo nunca se ha implementado\u201d, recuerda el capit\u00e1n de fragata H\u00e9ctor Esteban Pinillos, jefe de la Secci\u00f3n de Hora del Real Instituto y Observatorio de la Armada (ROA), el organismo encargado de fijar la hora oficial en Espa\u00f1a. \u201cNo sabemos c\u00f3mo afectar\u00e1 a los distintos sistemas, en especial a los m\u00e1s antiguos\u201d, a\u00f1ade. Que los segundos intercalares siempre hayan sido positivos, podr\u00edan haber llevado a que \u201clos programadores no hayan tenido en cuenta el segundo negativo en el c\u00f3digo\u201d, completa. Pero el capit\u00e1n cree que, en su momento, \u201cel impacto ser\u00e1 econ\u00f3mico, pero no se caer\u00e1 Internet\u201d.<\/p>\n

Sin embargo, el problema lo tendr\u00e1n dentro de unas d\u00e9cadas. Desde los a\u00f1os 70 del siglo pasado, los segundos intercalares se fueron a\u00f1adiendo al \u00faltimo minuto del a\u00f1o o al primero del siguiente, aunque hab\u00eda grandes empresas como Amazon o Google que lo repart\u00edan a lo largo de las 24 horas previas o siguientes. Pero la Oficina Internacional de Pesas y Medidas (BIPM, por sus siglas en franc\u00e9s), coordinador mundial de la metrolog\u00eda, estudia jubilar este m\u00e9todo de ajustes<\/a>. La l\u00f3gica hasta ahora la explica Mar\u00eda Dolores del Campo, directora de la divisi\u00f3n de magnitudes mec\u00e1nicas e ingenier\u00eda del Centro Espa\u00f1ol de Metrolog\u00eda: \u201cpara que el UTC fuese en concordancia con la escala de tiempo calculada a trav\u00e9s de la rotaci\u00f3n de la tierra (UT1) se a\u00f1ad\u00eda un segundo cada vez que la diferencia entre ambas se acercase a 0,9 s. Si la diferencia fuese negativa, por el cambio en la velocidad de rotaci\u00f3n de la tierra, habr\u00eda que quitar un segundo\u201d.<\/p>\n

Pero no va a hacer falta porque, como cuenta del Campo \u201cen la Conferencia General de Pesas y Medidas de 2022 se aprob\u00f3 dejar de introducir segundos intercalares (ni positivos ni negativos) hasta el a\u00f1o 2035, ya que es un problema en todos los sistemas de comunicaci\u00f3n y de posicionamiento el tener que introducir esta correcci\u00f3n\u201d. Lo que se vaya a hacer a partir de ese a\u00f1o a\u00fan est\u00e1 por decidir, pero del Campo apunta que la idea con m\u00e1s posibilidades de convertirse en norma sea la de \u201cno introducir de nuevo los segundos intercalares hasta que la diferencia entre UTC y UT1 sea mayor que, por ejemplo, un minuto; lo que puede llevar a no tener que introducirlos hasta tal vez dentro de m\u00e1s de un siglo\u201d.<\/p>\n

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