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En 2020, tres investigadoras de la Universidad de Twente (Pa\u00edses Bajos) se preguntaron c\u00f3mo afecta mentir a nuestra autoestima<\/a> para arrojar luz sobre una cuesti\u00f3n repleta de interrogantes. \u00bfImpacta la falsedad deliberada sobre esas valoraciones que todos hacemos de nosotros mismos? \u00bfProvoca que nos sintamos peores personas? \u00bfNos deja indiferentes? \u201cNos pareci\u00f3 interesante y parad\u00f3jico que, siendo un comportamiento que la mayor\u00eda juzgamos como inmoral, se d\u00e9 con tanta frecuencia\u201d, relata Marielle Stell, coautora de una serie de cuatro estudios <\/a>publicada el pasado diciembre por la Sociedad Psicol\u00f3gica Brit\u00e1nica con el nombre de Los costes de mentir<\/i>.<\/p>\n

La investigaci\u00f3n vincula deshonestidad y autopercepci\u00f3n en una variedad de contextos, diseccionando mentiras piadosas y malignas, graves e insignificantes, actuales y pret\u00e9ritas. Sus participantes recordaron episodios t\u00edpicos donde suele aflorar el enga\u00f1o, como en una entrevista de trabajo, un amigo que nos pide opini\u00f3n sobre su nuevo corte de pelo. Trajeron a su memoria situaciones personales con alto peso emotivo en las que fueron confrontados al dilema de decir o no la verdad. Los 200 individuos de la muestra tambi\u00e9n registraron por escrito las mentiras comunicadas durante su d\u00eda a d\u00eda.<\/p>\n

Tras toda esta amalgama de escenarios, los datos se revelaron concluyentes: mentir conlleva, en promedio, ca\u00eddas significativas de la autoestima, medida seg\u00fan el famoso test<\/a> \u2014a\u00fan de uso com\u00fan\u2014 ideado en la d\u00e9cada de 1960 por el soci\u00f3logo estadounidense Morris Rosenberg.<\/p>\n