Bajo el asunto “Reclamo de un cubano de a pie” llegó a la redacción de CiberCuba una carta enviada por un padre residente en el occidente de Cuba, en la que decidió “levantar su voz” para denunciar los atropellos y penurias de que es víctima el pueblo, en un país que “se derrumba” tras más de seis décadas de promesas incumplidas por sus dirigentes.
El remitente de la misiva, que pidió no se revelara su identidad por temor a represalias, ha sufrido en la última semana junto a su familia la agobiante situación por el impacto del huracán Rafael: un apagón general que se ha extendido por siete días, a falta de agua (en muchos lugares, desde antes de que el ciclón azotara la región occidental) y escasez de lo más necesario, sobre todo, de alimentos.
Su denuncia pone al descubierto la amarga e insostenible realidad a la que se enfrentan, día a día, los millones de cubanos que habitan la isla, en la peor de las crisis que ha golpeado a Cuba en la historia de su existencia como nación.
A continuación transcribimos íntegramente la carta enviada por “un cubano de a pie” a nuestro sitio:
A CiberCuba:
Me dirijo a este medio para levantar la voz ante el constante atropello al cual estamos siendo sometidos los cubanos. Sé que mi reclamo llegará a miles de lectores a través de esta plataforma y espero que esto pueda servir para que otros como yo rompan las cadenas del silencio. Obviamente debo mantener mi anonimato, pero mi sentir es el de millones de almas que están siendo exterminadas poco a poco en este infierno de país.
El huracán Rafael dejó al desnudo, una vez más, todas las carencias y dificultades que desde hace décadas fustigan a los habitantes de Cuba. Después de siete días sin corriente y unos cuantos más sin agua la situación se tornó insostenible.
Esta vez no hubo mantas de distracción para obligar a que la masa apartara la mirada. La debacle hirió profundamente el interior de aquellos que ven como el almanaque gasta mes tras mes y el problema aumenta a niveles inhumanos.
Las promesas de una mejoría quedaron en un soplido que fue incapaz de remover los cimientos del desastre. Décadas de promesas ya no encuentran cabida en un pueblo resignado, que anhela un futuro mejor, pero el miedo a las represalias del sistema los paraliza y les tatúa en su interior una amenaza que puede encerrar sus días tras los barrotes.
Cuba se derrumba en un presente gris
Duele ver a los niños llorando ante las penurias, ya que el abrasante calor y los mosquitos los azotan sin la más mínima piedad. La infancia en Cuba se diluye entre escasez y noches sin dormir, en un infierno que se instaló hace casi 70 años y decidió permanecer en el poder a toda costa, aunque esto represente el aniquilamiento del pueblo.
La falta de agua es otro castigo que maltrata, ante la inacción de los que supuestamente deben velar por las prioridades de cada persona. En la práctica real, los dirigentes viven en sus burbujas particulares, muy lejos de la catástrofe que se apodera de toda la nación.
“Es lo que nos tocó vivir”, oí decir a una señora. Justamente en ese punto radica nuestra principal debilidad. ¿Por qué tenemos que aceptar que pisen nuestros principios y cercenen nuestro futuro? ¿Por qué hay que subsistir como autómatas que no tienen voluntad propia?
Cuando entendamos que en nuestras manos radica el poder de derrumbar todos los males, podremos dar un paso en la dirección correcta. Por el momento, los maltratos y la miseria siguen copando cada instante de nuestras existencias.
Una vez más, mis gracias a CiberCuba por echar a volar este mensaje de libertad.