Raquel García Chico tiene claro que quiere ser madre. A comienzos de 2023, a sus 29 años, se hizo una prueba de reserva ovárica. Los resultados no fueron lo que esperaba: “Vi que la tenía baja y pensé que no iba a poder tener hijos. Estuve varios días llorando y hundida”. Hasta que pudo hablar con un especialista. “Me explicó que la prueba no medía la calidad de mis óvulos”, cuenta aliviada.
La prueba que García se hizo junto con otras dos amigas se llama prueba de la hormona antimülleriana (AMH) y consiste en una extracción de sangre. En Internet abunda la oferta de este tipo de tests, cuyo precio oscila entre los 25 y los 50 euros. “Conoce la calidad y cantidad de tu reserva ovárica”, indica un vendedor. Mientras que uno asegura que la prueba sirve para “medir tu nivel de fertilidad”, otro afirma que es “completamente imprescindible para cualquier mujer, ya que le permitirá tomar decisiones sobre cuándo y cómo planificar su maternidad”.
Pero, en realidad, hay investigaciones que indican que estas pruebas pueden ser inútiles para algunas personas. Un estudio publicado en la revista JAMA concluye que quienes intentan concebir de forma natural, la disminución de la reserva ovárica no se asocia con la infertilidad. “Se debe advertir a las mujeres que no utilicen los niveles de la hormona antimülleriana para evaluar su fertilidad actual”, advierten los autores.
En el mismo sentido se posiciona el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG), que destaca que esta prueba no debe usarse para aconsejar a mujeres fértiles “sobre su estado reproductivo y su potencial de fertilidad futura”. Alexandra Izquierdo, ginecóloga especialista en reproducción asistida y directora médica de Eugin Madrid, insiste en que las pruebas de reserva ovárica no determinan las probabilidades de embarazo espontáneo en una pareja sin problemas de fertilidad. “Sin un diagnóstico de esterilidad, realizarlas carece de sentido”, asegura.
Como indica una revisión publicada en American Journal of Obstetrics and Gynecology, el término “reserva ovárica” se usa para describir el potencial reproductivo de una mujer. “El uso moderno del término se refiere a la cantidad de ovocitos —células que se generan en los ovarios y pueden convertirse en óvulos maduros— restantes más que a su calidad, para lo cual la edad sigue siendo el mejor predictor”, destacan los autores. Los marcadores comúnmente utilizados “se consideran malos predictores de la calidad de los ovocitos”, al contrario de lo que afirman algunos anuncios de estas pruebas en Internet.
Mantener relaciones sexuales sin protección
Cuando una pareja desea buscar un embarazo, según Izquierdo, lo aconsejable es que mantenga relaciones sin protección durante al menos 12 meses antes de realizar cualquier prueba complementaria. Este plazo se reduce a seis meses en el caso de mujeres mayores de 35 años o si existe alguna condición o patología que pueda afectar a la fertilidad. Por ejemplo, si se han sometido a cirugías ováricas o tubáricas o si tienen determinadas alteraciones genéticas.
Además de que este tipo de pruebas no ayudan a lograr la gestación, “existe el peligro de que su uso se generalice fuera de indicaciones estrictamente médicas”, cuenta Virginia Engels, ginecóloga y especialista en reproducción humana responsable de la Unidad de Ginecología de Grupo Pedro Jaén. Se corre el riesgo de “sobretratar a algunas pacientes o de generar una angustia y un sufrimiento innecesarios”.
La experta, que también es miembro de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universitario La Paz, menciona el siguiente escenario: “Imaginemos una pareja joven, ambos de 29 años, que quieren empezar a buscar un embarazo ya. Sin una indicación clara, la mujer realiza una determinación de AMH y sale algo baja. En principio, este hallazgo no es indicativo absoluto de que haya que recurrir a una técnica de reproducción asistida”. En este caso, lo aconsejable sería “intentar un embarazo espontáneo a la mayor brevedad porque puede que la paciente tenga pocos óvulos, pero estos serán a priori de buena calidad”.
Cuándo son útiles estas pruebas
Pero entonces, ¿en qué casos sí resultan útiles las pruebas de reserva ovárica? “Constituyen unos biomarcadores fundamentales para predecir cómo de probable va a ser que una pareja con problemas de esterilidad consiga un embarazo por técnicas de reproducción asistida”, sostiene Engels. La prueba de la hormona antimülleriana sirve, por ejemplo, para saber qué dosis de medicamentos necesita un paciente para tratar la infertilidad, según Medline Plus, el servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Esta prueba también puede resultar útil para personas con síntomas del síndrome de ovario poliquístico —como períodos menstruales irregulares o falta de menstruación, acné, pérdida del cabello o aumento de peso— o en tratamiento por un cáncer de ovario. Así lo indica Medline Plus, que destaca que el test puede mostrar si el tratamiento está funcionando o si más tarde regresa la enfermedad.
Madres cada vez más mayores
A la hora de quedarse embarazada, las expertas consultadas aseguran que el factor determinante es la edad. “A los 25 años, la probabilidad de concepción espontánea por mes está en torno al 25%, pero a partir de los 40 años baja al 5%”, cuenta Izquierdo. Algo que puede suponer un problema teniendo en cuenta que en muchos países cada vez se es madre más tarde.
En 2021 la edad media a la que las mujeres españolas tuvieron su primer hijo fue de 31,56 años, frente a los 25,06 años en 1980 y los 29,09 en el año 2000, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). “En ocasiones las mujeres nos encontramos con que no siempre es posible aunar los deseos de embarazo y el momento óptimo social, laboral o de pareja para buscar un hijo”, cuenta Engels. El ascenso de la edad materna en el momento del parto conlleva “un incremento de los problemas de esterilidad y, por ende, de los nacimientos fruto de las técnicas de reproducción asistida”.
Quienes congelan sus óvulos antes de los 34 años tienen más posibilidades de quedar embarazadas con ellos. Así lo indica la experta: “Parece prudente que en torno a esa edad las mujeres que no puedan plantearse un embarazo a corto o medio plazo valoren la opción de congelar sus óvulos para tener más opciones de conseguirlo en el futuro, sin que esto constituya una garantía de éxito”.
Quedarse embarazada es un proceso complejo que involucra muchos factores, tanto en las mujeres como en sus parejas. El ACOG destaca, por ejemplo, que la fertilidad de los hombres también disminuye con la edad, aunque “no de forma tan predecible”. Informar a la población sobre la fertilidad de la especie humana resulta esencial, según Izquierdo, “ya que el desconocimiento puede llevar a tomar decisiones equivocadas”. “Así como se informa en los institutos y escuelas sobre la prevención de embarazos no deseados, también se debería educar sobre cómo y cuándo es el momento idóneo para lograr un embarazo”, concluye.
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