Prepararse para el curso escolar es como prepararse para fin de año


LA HABANA, Cuba.- Más de 1.600.000 estudiantes volvieron a las aulas este lunes 2 de septiembre en el comienzo del curso escolar 2024-2025, año lectivo que se desarrollará en un contexto desfavorable por la falta de maestros, el deterioro de las instalaciones educativas y la escasez de materiales didácticos (material docente y recursos tecnológicos, fundamentalmente), entre otras problemáticas.

El movimiento en las instituciones de enseñanza arrancó desde los últimos días de agosto, con el llamado que cada año hacen los profesores para que los padres de sus alumnos compren el alumbrado del aula y los utensilios para su limpieza, renueven la pintura y reparen puertas, ventanas, mesas y sillas del local.

De acuerdo con Reinier Toledo Cuesta, cuyo hijo empezó la enseñanza media, hace algunos años que Educación nada más pinta la fachada de las escuelas, mientras a los padres les corresponde “’convertir las aulas en espacios habitables. Sin ese aporte el desastre sería mayor. Y no puedes negarte a colaborar, porque todo el año te miran al niño de reojo”, ilustró.

Amplía Toledo que los gastos dedicados al comienzo del curso escolar superan lo ingresos mensuales de muchas familias. “Mi esposa y yo empezamos a reunir desde que se acabó el curso pasado. Prepararse para un curso nuevo es lo mismo que prepararse para un fin de año. Es un gasto importante, tienes que planificarte y guardar el dinero de varios salarios”, señaló.

¿Cuánto costó a los padres cubanos el inicio del curso escolar?

Contribuir con los arreglos de la infraestructura y mobiliario de las escuelas fue apenas un desembolso menor dentro de un glosario que incluye zapatos, mochila, merendero, lápices, libretas y la impresión de la mayoría de los textos y cuadernos de ejercicios que corresponden a cada grado.

Según explicó Norma Verdugo Cáceres, el primer sacrificio fue completar el uniforme escolar, pues su venta nada más abarcó a los grados iniciales de cada enseñanza con una asignación de dos módulos por estudiante para todo el año escolar. Por demás, las tallas disponibles eran demasiado grandes.

“Los uniformes estaban enormes, ni arreglándolos sirvieron. Cogí una talla 32, que es para un hombre, no para un niño de 12 años. Y tengo que reconocer que tuve suerte, he sabido de mucha gente que no llegó a comprar. Dijeron que en los próximos días volverían a entrar, pero todo el mundo sabe que es cuento, que no habrá segunda vuelta”, comentó Verdugo.

La entrevistada cuenta que para “resolver” las piezas del uniforme de su hijo recurrió a las ventas por internet, donde encontró el juego de camisa y pantalón en 1.500 pesos. “¿Los precios? Mandados. Compré tres mudas, métele el lápiz para que veas cuánto se me fue en eso nada más. Es increíble que el gobierno no tenga y los particulares sí, pero de este país ya nada asombra”, resaltó.

Padres como Mirtha Mena Ortega tuvieron que apretarse el cinto para garantizar el atuendo del regreso a clases. Con todo, por los próximos diez meses sus hijos tendrán que utilizar los uniformes del curso pasado: “Le aguantan otro año más y, como está de cara la vida, no podía hacerme cargo de todo”, aseveró la mujer, quien priorizó la compra de calzado y mochilas.

Para ello recorrió las principales ferias particulares de La Habana, en busca de las ofertas económicamente más accesibles. “No existe tal cosa, y menos en esta época de demanda. Pareciera que todos —los cuentapropistas— se pusieron de acuerdo en los precios, porque en todos lados un par de zapatos de medio palo —mediana calidad— cuestan más de 10.000 pesos, y las mochilas de 6.000 no se bajan”, acotó.

Los lugares más baratos para estas compras siguen siendo las llamadas candongas que operan como ferias informales. No obstante, explica Bárbara Chamizo Sierra, en sitios de este tipo, como el que existe en La Güinera, municipio Arroyo Naranjo, el precio de cinco pares de medias blancas, un par de zapatos y un pack de mochila con merendero cuesta de 25.000 pesos en adelante.

“Fueron 32.000 pesos de un solo golpe. Podía haberme ahorrado un par de miles, pero no valía la pena por la diferencia de calidad, en par de meses iba a tener que empezar a comprarle cosas de nuevo”, comentó Chamizo, y puntualizó que en plena crisis de inflación y escasez lo invertido repercute en detrimento de la alimentación de la familia.

Pasadas las primeras cuatro jornadas de clases, el número de gastos no ha parado de incrementarse luego de la distribución incompleta del material docente. Por niveles de enseñanza, las primarias que resultan las menos afectadas entregaron tan solo tres de las cinco libretas que deben recibir los estudiantes para el primer ciclo, y solo dos lápices.

Moraima Araujo Coss, madre de un estudiante de segundo grado, dijo a CubaNet que los maestros aconsejaron comprar al menos 20 libretas más para completar el resto del año. “No hay garantías de que se vuelvan a distribuir, los padres debemos conseguirlas y dosificárselas. Eso es lo que hay”, refirió.

Los estudiantes de tecnológico han sido los más afectados, al recibir cinco libretas para cubrir entre 15 y 17 asignaturas, dependiendo del grado. 



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