Miles de migrantes iniciaron este domingo una nueva caravana desde la frontera sur de México hacia Estados Unidos, marcada por una significativa presencia de ciudadanos cubanos y venezolanos.
La caravana, la tercera más numerosa durante el gobierno de Claudia Sheinbaum, ha solicitado ayuda humanitaria a las autoridades mexicanas para su travesía por la carretera federal 200, que consuce a la Ciudad de México.
El grupo, que incluye familias completas con niños pequeños, avanza bajo intensas lluvias, reportó EFE.
“Ha sido un poco duro, pero tengo la fe de salir adelante para ir a Estados Unidos porque es el único país que nos puede ofrecer la posibilidad de tener un empleo”, declaró a EFE David Josué García Chirino, un joven venezolano de 18 años que aspira a estudiar en el territorio norteamericano.
Entre los testimonios recogidos destaca el de Elí Castillo, exsargento del Ejército venezolano, quien abandonó su país por discrepancias con el régimen de Nicolás Maduro. “Estaban dando órdenes que no podía cumplir y, como ser humano, no estoy de acuerdo con el gobierno”, explicó.
“Que nos ayuden, que nos den el apoyo porque nosotros nos queremos portar bien, vamos con la misma mente de no hacer cosas malas, sino que vamos a trabajar”, manifestó Gilberto Herrero Mejía, otro migrante venezolano, quien señaló que en su país un conductor de autobús apenas gana entre 10 y 15 dólares.
La caravana incluye también a migrantes procedentes de Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Perú.
La llegada de cubanos a la frontera había disminuido tras la implementación del programa de parole humanitario.
Sobre este programa se supo que el Gobierno de Estados Unidos no permitirá extender la estancia de los migrantes más allá de los dos años establecidos.
De acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS en inglés), al finalizar el período de dos años, aquellos que no hayan solicitado o conseguido otro beneficio migratorio, como el asilo o el Estatus de Protección Temporal (TPS), deberán abandonar el país o enfrentar procedimientos de deportación.
El “parole” concede un permiso temporal de dos años para trabajar y residir legalmente en el país, siempre y cuando los migrantes cuenten con un patrocinador dentro de EE. UU.
En el caso de los cubanos, siempre pueden aplicar a la Ley de Ajuste Cubano para regularizarse en el país.