El almuerzo y la falta de sueño están entre las principales preocupaciones de las familias cubanas que envían a sus hijos a las escuelas, la mayor parte de las veces sin merienda y después de horas de apagón.
“Me siento muy mal cada vez que dejo a mi hijo de seis años sabiendo lo que le darán de almuerzo”, cuenta a Martí Noticias Caridad González, cubana residente en Matanzas.
Una imagen de la bandeja del almuerzo muestra el menú que, según la maestra de la primaria del niño, es “más o menos lo mismo todos los días”.
“Arroz y sopa, pero sin ninguna proteína. Esa sopa es agua con un pedazo de yuca”, dijo la educadora que prefirió no ser identificada.
Una publicación en redes sociales con la imagen de la bandeja generó cientos de comentarios de cubanos sobre el tema. “Es dichoso que tiene arroz…en la escuela de mi sobrino en Güines desde que comenzó el curso no han dado. Solo puré de plátano o boniato”, comentó uno de los usuarios identificado como José Luis Riverón.
“Muy triste como está todo. Los niños en las escuelas tienen eso y a veces arroz solo”, apuntó otra cubana.
La alimentación en las instituciones educativas ha empeorado significativamente después de la pandemia, indica un estudio de Food Monitor Program, proyecto independiente que monitorea y denuncia de la (in)seguridad alimentaria en Cuba.
“Esta situación es similar tanto para los estudiantes residentes en becas universitarias como para los infantes en círculos infantiles y alumnos del nivel primario de enseñanza”, indica una investigación del tema que apunta que desde mediados de 2022 los comedores “no han logrado garantizar la proteína con sistematicidad, mientras que desde hacía tiempo escaseaban los lácteos, las frutas y las verduras frescas”.
En la declaración final de la IX edición del Foro Regional de Alimentación Escolar para América Latina y el Caribe 2022, Cuba se comprometió a fortalecer entornos saludables en las escuelas con “alimentos seguros, nutritivos, fortificados y producidos localmente”.
El el grupo “Madres cubanas por un mundo mejor”, una iniciativa ciudadana que aglutina a miles de madres de la isla, las familias se quejan a menudo por la alimentación en las escuelas mientras explican que es casi imposible garantizarles una merienda a sus hijos para cada día de la semana.
La Habana atraviesa su peor crisis económica en décadas con escasez de alimentos, medicinas y petróleo, una inflación galopante y la dolarización parcial de la economía. Aunque el Gobierno culpa al embargo estadounidense de la situación expertos insisten en que la crisis es producto del mal manejo en la política económica del país.
“De los últimos seis meses a esta parte estamos en una situación peor que los años del periodo especial y la COVID”,dijo esta semana a la agencia AP el economista cubano Omar Everleny Pérez, catedrático en varias universidades extranjeras.