Allá fuera, en el mundo natural, los seres vivos han desarrollado estrategias de lo más creativas para poder sobrevivir a las amenazas de su entorno. Este es el caso de los lagartos semiacuáticos del género Anolis, que son capaces de producir una burbuja de oxígeno sobre sus fosas nasales para poder respirar bajo el agua y evitar a los depredadores. La particular táctica de este lagarto buceador ha sido descrita hoy martes en una investigación de la Universidad de Binghamton, en Nueva York, y publicada en la revista científica Biology Letters. Es la primera vez que los científicos consiguen evidencia de un vertebrado que aplica esta técnica para realizar inmersiones prolongadas.
Los anolis de agua se encuentran en los bosques tropicales del sur de Costa Rica y, si bien el uso de burbujas bajo el agua en esta especie ya había sido documentado en estudios anteriores, esta es la primera vez que se pudo demostrar que aplican esta táctica para camuflarse y evitar ser comidos por otros animales. Lindsey Swerk, profesora adjunta de investigación de ciencias biológicas en la Universidad de Binghamton y autora del estudio, dijo en una nota de prensa de la institución que “los anolis son como los nuggets de pollo del bosque”. Los pájaros, las serpientes y algunos mamíferos pequeños se alimentan de ellos. “Al saltar al agua y mantenerse sumergidos pueden escapar de muchos de sus depredadores”, agregó.
Para poder determinar si la burbuja cumplía realmente un papel funcional en la respiración de los lagartos y si les permitía permanecer bajo el agua durante más tiempo, la científica aplicó una sustancia en la superficie de la piel de los reptiles que impedía la formación de burbujas. Como las escamas de este animal son hidrófobas, es decir, que repelen el agua en vez de absorberla, el aire se adhiere al tejido y permite la formación de pequeñas cápsulas. Al aplicar la sustancia, las burbujas no pudieron formarse y Swierk comparó a estos lagartos intervenidos con un grupo de control que sí podían formar burbujas con normalidad.
El experimentó arrojó que aquellos individuos dentro del grupo de control podían permanecer bajo el agua un 32% más de tiempo que aquellos con problemas para formar burbujas. “Esto es realmente significativo porque es el primer experimento que demuestra la importancia adaptativa de las burbujas. Su re-inhalación permite a los lagartos permanecer bajo el agua durante más tiempo. Antes lo sospechábamos, pero no probamos si cumplía una función”, detalló Swierk. La científica registró que los lagartos pueden permanecer bajo el agua al menos durante 20 minutos reutilizando el oxígeno de la burbuja, aunque sospecha que podría ser aún por más tiempo.
Swierk, que ha dedicado gran parte de su carrera al estudio de los anolis, pretende seguir avanzando en la investigación para comprender mejor este mecanismo adaptativo. A veces las burbujas de la superficie de la piel del lagarto se unen con la que el animal exhala después de sumergirse. “Creemos que esta re-respiración sirve para redistribuir diferentes volúmenes de aire dentro y sobre el cuerpo del anolis, lo que le permite tener suficiente oxígeno para realizar inmersiones prolongadas”, apuntó la científica. Ahora toca examinar cómo ocurre esa redistribución y si facilita la captación de oxígeno debajo del agua, un mecanismo similar al que emplean algunos insectos y arañas muy pequeñas para poder respirar estando sumergidos.
La investigación no solo es relevante porque describe un comportamiento animal particular, sino porque podría abrir la puerta a desarrollar materiales bioinspirados, aquellos que se basan en propiedades o características de organismos biológicos y cuyas particularidades se pueden transferir al campo de la industria o la tecnología.