El gobierno cubano está camino de volver a incumplir sus planes de construcción de viviendas, lo que agrava la ya crítica situación habitacional del país.
A pesar de los repetidos anuncios oficiales y las promesas de mejora, al cierre de agosto de 2024 solo se ha completado el 39% del plan anual, según datos presentados en una reciente reunión con gobernadores, encabezada por el primer ministro, Manuel Marrero Cruz.
Este porcentaje representa la conclusión de apenas 5,262 viviendas de las 13,500 proyectadas para este año, un hecho que evidencia el retroceso del sector en comparación con años anteriores.
La información, divulgada entre paños tibios por el portal oficialista Cubadebate, subraya las dificultades que enfrenta el régimen cubano en la construcción de viviendas, un área clave para el bienestar de la población.
Las provincias más afectadas por estos incumplimientos son La Habana, Camagüey, Las Tunas, Santiago de Cuba y Guantánamo, aunque los detalles específicos por territorios no fueron revelados en el informe.
Las causas del retroceso
Según las autoridades, la crisis en la construcción de viviendas está relacionada con “fisuras organizativas” y “marcadas limitaciones de recursos”, sin embargo, no se ofrecieron mayores detalles sobre los materiales disponibles o las razones detrás de la caída en los niveles de producción.
Nancy Acosta Hernández, jefa de la Oficina de Atención a las Administraciones Locales del Consejo de Ministros, mencionó la fragmentación del programa de vivienda a nivel territorial y la falta de personal capacitado como factores clave en este retroceso.
Además, la infraestructura básica de los centros de producción de materiales está en un estado deplorable, lo que dificulta aún más el cumplimiento de las metas de construcción.
Estos problemas se agravan por una falta de coordinación entre las diferentes estructuras gubernamentales, lo que ha sido identificado por los funcionarios del régimen como una de las principales causas de la baja ejecución.
Pese a estos obstáculos, el gobierno insiste en la necesidad de revertir la situación. Marrero Cruz reconoció la escasez de cemento y acero, esenciales para la construcción, y admitió que no se espera un cambio sustancial en la producción de estos materiales en el corto plazo.
Sin embargo, en un intento por mantener activo el programa de viviendas, el gobierno volvió a recurrir a su desgastada consigna de “reforzar la producción local de materiales”, una estrategia que ha demostrado ser insuficiente en años anteriores.
Un panorama desolador
Los datos no mienten: en los últimos cuatro años, la construcción de viviendas por parte del Estado cubano ha disminuido un 64%, según cifras de la Oficina Nacional de Información y Estadística (ONEI).
Mientras que en 2019 se lograron construir 15,491 viviendas, en 2023 solo se concluyeron 6,205. Esta caída sostenida refleja no solo la falta de recursos, sino también la incapacidad del gobierno para gestionar eficazmente el sector.
A lo largo de estos años, la cifra ha ido descendiendo de forma alarmante: en 2020 se construyeron 13,865 viviendas, en 2021 la cifra bajó a 8,741, en 2022 se situó en 8,103, y en 2023, en apenas 6,205.
Este patrón ha llevado a una situación crítica, donde el déficit habitacional continúa empeorando, afectando a cientos de miles de cubanos que viven en condiciones de hacinamiento o en estructuras en riesgo de colapso.
La gravedad del problema se ve reflejada en la proliferación de derrumbes, especialmente en ciudades como La Habana, donde los edificios envejecidos y sin mantenimiento colapsan con frecuencia.
Cada año, familias enteras pierden sus hogares debido a estas condiciones deplorables y terminan viviendo en albergues o en situaciones de hacinamiento.
Un problema sin solución a la vista
El déficit habitacional sigue siendo uno de los mayores desafíos para el gobierno cubano. A pesar de las promesas de mejor gestión y de descentralización de recursos hacia los municipios, los resultados siguen siendo insuficientes.
La producción local de materiales, propuesta como una solución, no parece capaz de cubrir la demanda, y los niveles de cemento y acero siguen siendo demasiado bajos para cumplir con los planes establecidos.
El panorama no es alentador para los cubanos que aún esperan por una vivienda digna. Las soluciones propuestas por el gobierno parecen insuficientes ante un problema que se ha agravado durante décadas, sin una salida clara a corto o mediano plazo.
Uno de los aspectos más criticados por la población es la prioridad que el gobierno cubano da a la construcción de hoteles y otras infraestructuras turísticas en comparación con la vivienda para la población.
A pesar de la escasez de cemento y acero para las viviendas, estos materiales no parecen faltar cuando se trata de obras turísticas. Esta situación ha generado un creciente descontento en la ciudadanía, que ve cómo sus demandas básicas siguen sin ser atendidas.
Cinco años han pasado desde que Díaz-Canel llamó a dar prioridad a la construcción de vivienda
En mayo de 2019, apenas un mes después de haber asumido el puesto para el que lo designó el general (r) Raúl Castro Ruz, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel instó a dar prioridad al programa estatal de la vivienda por su “alto impacto” en la población y convocó a trabajar en varias soluciones para esa problemática en el país, informan hoy medios oficiales.
En una reunión que examinó específicamente el tema de la vivienda, Díaz-Canel consideró que el “incentivo” de la producción local de materiales de la construcción es uno de los caminos fundamentales para resolver paulatinamente este asunto.
Lejos de haber avanzado en este vital programa, el gobierno de la llamada “continuidad” no ha hecho más que retroceder y estancar la construcción de viviendas y la fabricación de materiales de construcción, como resultado de la mala gestión, la parálisis y la corrupción imperantes en el régimen cubano.