HOLGUÍN, Cuba. – En el reparto Alex Urquiola de la ciudad de Holguín, Lilian Eloísa Pedraza se expresa con pesar: “Ponen el agua un ratico por la madrugada y a esa hora la mayoría de la población está durmiendo y no puede coger nada”.
La falta de mantenimiento de los equipos de bombeo, sumada a la escasez crónica de piezas de repuesto y petróleo y a los recurrentes apagones, ha agravado aún más la crisis del agua.
Los ciudadanos, atrapados entre la falta de recursos y un sistema ineficaz, se ven forzados a buscar soluciones desesperadas, como la extracción de agua de pozos potencialmente contaminados, lo que exacerba la brecha entre los que pueden costear soluciones privadas y aquellos condenados a soportar una escasez interminable.
La crisis del agua afecta a una cifra alarmante de más de 600.000 personas, según un informe del periódico oficial Granma. Este dato, aunque impactante, solo muestra la superficie de una crisis mucho más profunda.
Las provincias más afectadas son Pinar del Río, Artemisa, Santiago de Cuba, Granma, Villa Clara, Cienfuegos y Holguín.
José Antonio Hernández Álvarez, presidente del Grupo Empresarial de Agua y Saneamiento, señaló que la falta de mantenimiento y la insuficiencia del suministro son las raíces de este problema en expansión.
Por su parte, la holguinera Beatriz Lorenzo, del reparto Ramón Quintana, cuestiona la gestión de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado. “Yo no sé por dónde se está escapando el agua, porque ha llovido bastante”, menciona.
La desesperación ha desencadenado protestas en varias localidades, como las del municipio habanero de San Miguel del Padrón.
En Holguín, Miguel Antonio Diéguez, del reparto Luz, ha optado por buscar una solución propia: “Llevaba ocho días sin agua, que no venía ni por el acueducto ni había en los puntos de agua potable; así que resolví el problema con un pozo, con el riesgo de que el agua esté contaminada”.
Por su parte, Frank Aguilar, vecino de la salida de San Andrés, describe cómo la escasez de agua amplifica otras carencias. “El hambre que hay… y sin agua. Ve a cualquier punto y verás que no hay agua”, dice.
Pedro Luis Acevedo, otro vecino del centro de la ciudad, asegura: “La situación del agua aquí en Holguín está pésima”. También precisa que algunos residentes de la ciudad han estado “hasta 70 días sin agua, más de dos meses”.
En el reparto Los Guillenes, César Vázquez, preocupado por la crisis, atribuye la falta de agua a una negligencia sistemática por parte del Gobierno. “Es que los equipos de bombeos están viejos, no hay y no le dan mantenimiento”, explica. “Dependemos del Gobierno [para el agua] y tenemos que esperar”, añade.
Vázquez también compara la gestión estatal con la del sector privado: “Los choferes que trabajan por cuenta propia siempre tienen listo el taxi, porque aseguran las piezas de repuesto”.
El precio mínimo de un pozo artesano, la única solución definitiva al problema, es de 24.000 pesos, un costo vedado para la mayoría de cubanos, que depende de un salario promedio mensual de poco más de 4.000 pesos.
“La gente, la que puede, hace pozo, pero es muy caro”, acota Vázquez. “Ya llevamos más de 60 años de comunismo en Cuba, llegaremos a 80 y hasta 100; un millón de años pasan y no se ve el progreso ni el avance”, concluye.
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