El castrismo culpa nuevamente al «bloqueo» por la debacle de la agricultura


LA HABANA, Cuba. – Las autoridades castristas han vuelto a insistir en la culpabilidad del “bloqueo” de Estados Unidos como un modo de justificar el pésimo desempeño de la agricultura cubana en el pasado 2022. En esta ocasión, tal y como viene sucediendo en los últimos tiempos, los funcionarios cubanos realizan cálculos rimbombantes, que nadie sabe de dónde salen, acerca de los supuestos daños que el embargo estadounidense le ha ocasionado a la Isla. 

En una información aparecida en el periódico Granma (“¿Qué obstáculos a la producción agrícola no dependen del país?”, edición del 26 de octubre), el director de Relaciones Internacionales del Ministerio de la Agricultura aduce que, al no poder exportar Cuba sus productos a la nación norteña, la Isla pierde un mercado para sus producciones que le podría reportar importantes ingresos. 

Nótese que ya se le están reduciendo los argumentos al castrismo para referirse al “bloqueo” de Estados Unidos. Al margen de fanatismos y apasionamientos, no es creíble hablar de “bloqueo” si consideramos que la nación norteña ocupó el octavo lugar, entre los 71 países con los que Cuba reporta intercambio comercial durante el pasado año 2022. Las compras cubanas de alimentos en Estados Unidos ascendieron en ese lapso a más de 391 millones de dólares. Una cifra solo superada por el comercio de Cuba con China, Venezuela, España, Rusia, México, Canadá y los Países Bajos.  

Sin embargo, el referido funcionario castrista nada dice de los graves problemas internos que impiden el desarrollo del sector agropecuario en el país. Problemas como los impagos que afrontan los productores cubanos de parte de las empresas estatales. Impagos que, entre otras cosas, les imposibilitan reaprovisionarse de insumos y materias primas. También deben soportar los robos y otros actos delictivos contra sus cultivos y animales. Y por último los hombres que trabajan la tierra son mal atendidos por las autoridades, en un contexto donde faltan viviendas, escasean los medios de transporte en las zonas rurales, y en algunos parajes han sido cerradas escuelas y policlínicos. Todo lo anterior contribuye a incrementar el éxodo del campo hacia las ciudades, con el consiguiente perjuicio para las labores que requiere la agricultura.

En un trabajo reciente aparecido en estas páginas de CubaNet reflejamos los renglones de la industria alimentaria que decrecieron en 2022 con respecto al 2021. Ahora tomando también como referencia el Anuario Estadístico de 2023 constatamos que, de 14 renglones de la agricultura seleccionados (papa, boniato, malanga, plátano, hortalizas, arroz, maíz, frijoles, tabaco, cítricos, mango, guayaba, fruta bomba y cacao), en todos el 2022 quedó por debajo de lo alcanzado en 2021 (e incluso por debajo de la etapa prepandemia).  

A la situación anterior se añade el hecho de que muchos de los productos alimenticios habituales en la mesa de los cubanos contaron con una merma en sus importaciones en 2022 con respecto al año anterior, lo que ha incidido en un mayor nivel de desabastecimiento. En particular sobresalen las importaciones de arroz y maíz, las que decrecieron en 36.829 toneladas, y 167.046 toneladas, respectivamente. 

En fecha reciente compareció en un programa de la Mesa Redonda de la Televisión Cubana el ministro del sector Idael Pérez Brito. El funcionario repitió las mismas justificaciones de siempre, en especial al referirse a  producciones como la carne de cerdo, los huevos y el café. Justificaciones en las que ya nadie cree. 

En verdad no se atisba un destello de luz al final de este lúgubre túnel, en el que han convertido a la agricultura cubana tantos años de improvisación y malos manejos productivos. 

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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