Los conocidos como “ciervos de los Cayos”, la subespecie más pequeña del ciervo de cola blanca y únicos en el mundo, están en peligro de extinción.
Habitan los humedales boscosos de los Cayos de Florida, rodeados por el Atlántico y el Golfo de México, y han enfrentado múltiples desafíos a lo largo de los años, desde la caza furtiva hasta los atropellos en la transitada Ruta Federal 1.
Sin embargo, su mayor amenaza actual es el cambio climático y el aumento del nivel del mar, lo que pone en riesgo su hábitat y, en última instancia, su supervivencia.
En las décadas pasadas, la población de estos ciervos se redujo drásticamente a solo 50 individuos debido a la caza y los atropellos, marcando un punto crítico para la especie.
Gracias a los esfuerzos de conservación, la manada logró recuperarse, alcanzando alrededor de 1,000 ejemplares en 2010.
Sin embargo, eventos como un parásito mortal y el huracán Irma afectaron nuevamente su número.
En estos momentos la situación es más crítica debido al aumento del nivel del mar, que ya está transformando el paisaje de Big Pine Key y otras 20 islas que conforman su hogar, según reveló la agencia Associated Press.
Este cambio, acompañado por la intrusión de agua salada, reduce las fuentes de agua dulce y afecta la vegetación de la que los ciervos dependen para alimentarse.
Impacto del cambio climático y urbanización
El pronóstico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) prevé que para 2100, el nivel del mar podría aumentar hasta dos metros en algunas zonas de los Cayos, poniendo en peligro el hábitat de los ciervos.
Big Pine Key, donde reside la mayor parte de la población y que cuenta con una elevación máxima de 2.4 metros, es particularmente vulnerable.
Además, la urbanización desde la década de 1970 ha reducido significativamente las áreas naturales, aumentando la competencia por el agua dulce y el alimento entre los ciervos y los residentes.
El desarrollo urbano también ha empujado a los ciervos a los vecindarios, donde buscan alimento en los jardines y beben agua de cubos proporcionados por los habitantes locales.
Aunque estas prácticas muestran la empatía de la comunidad, también pueden ser peligrosas, ya que fomentan la dependencia de los animales y los exponen a accidentes en las carreteras.
Adaptación y futuro incierto
Los ciervos de los Cayos han aprendido a coexistir con los humanos, moviéndose entre los espacios silvestres y los vecindarios.
Sin embargo, la pérdida constante de hábitat y los efectos del cambio climático, incluidos huracanes más intensos y la muerte de pinos nativos por la intrusión de agua salada, agravan la situación.
Los expertos destacan que el futuro de la especie es incierto. Se estima que para 2030, un aumento de 15 cm en el nivel del mar podría eliminar un 16% de las fuentes de agua dulce en Big Pine Key.
Para 2050, se proyecta que más del 84% del hábitat preferido de la especie podría estar sumergido.
Posibles soluciones y dilemas éticos
Enfrentados a este panorama, los defensores de la vida silvestre y los científicos contemplan opciones difíciles.
La reubicación de la especie en otras áreas o zoológicos podría preservar a los ciervos de los Cayos, pero conlleva el riesgo de cruzamiento con otras subespecies y la pérdida de sus características genéticas únicas.
Mantenerlos en zoológicos es una alternativa considerada extrema y poco ideal para animales silvestres.
Chris Bergh, de The Nature Conservancy, resalta la urgencia de encontrar soluciones que permitan que los ciervos continúen viviendo en su hábitat natural el mayor tiempo posible.
Sin embargo, reconoce que, si se vuelve insostenible, los zoológicos podrían ser el último recurso, aunque subraya que “es una alternativa terrible” para un animal que debería vivir en libertad.
La conservación de los ciervos de los Cayos es una llamada de atención sobre la importancia de mitigar los efectos del cambio climático y proteger los hábitats naturales. El destino de esta subespecie única simboliza un desafío mayor para la biodiversidad y la gestión ambiental en Florida.