Otro niño cubano fue captado mientras pregonaba la venta de aguacates en una calle de la ciudad de Santiago de Cuba.
El periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, que no ofreció datos del menor, sacó a la luz este caso que vuelve a conmover a los santiagueros.
“Este país está irreconocible… ¿cuántos niños pasando hambre y trabajo?… ¿Hasta cuándo va a ser esto?”, comentó una usuaria en el video publicado en el perfil de Facebook del comunicador.
Con otro tono emitió su opoinión otra internauta que dijo: “Duele ver eso, pero por lo menos está luchando su dinerito, sin hacerle mal a nadie”.
“Aunque duela, y mucho, ya es normal, venden pan, aguacate, lo que sea. Ellos, aparte de los alimentos, quisieran comer sus golosinas que tanto le apetecen como niños y no pueden”, agregó otra usuaria.
Lo cierto es que este es el segundo caso de un niño vendiendo aguacates que se reporta desde Santiago de Cuba. Aunque estos han adquirido visibilidad, otros casos pueden ser conocidos en esta ciudad o en otras partes de Cuba.
En Camagüey, otro niño, de apenas 10 años, en una bicicleta vieja y más grande que él, recorría cada tarde las calles vendiendo tamales para ganarse la vida y ayudar a su abuela. Gracias a la generosidad de varios cubanos, el menor recibió una ayuda y se comprometió a que no saldría más a vender.
Meses antes, otro niño fue captado vendiendo artículos de segunda mano para sobrevivir en la misma acera de La Habana donde el dictador Fidel Castro proclamó el “carácter socialista de la revolución”.
Estos hechos y otros, han servido para que la prensa oficialista se vea obligado a reconocer la existencia de casos de trabajo infantil en el país, un problema que refleja la complejidad del contexto socioeconómico actual.
En Cuba, la ley prohíbe el trabajo infantil y protege los derechos de los menores, según la Carta Magna y el Código de Trabajo. Sin embargo, instituciones educativas en Santiago de Cuba, como el IPU-Cuqui Bosch y la Secundaria Básica Espino Fernández, han identificado casos de trabajo infantil en sus comunidades.
Los especialistas destacan la importancia de un enfoque coordinado entre familia, escuela y comunidad para evitar las consecuencias negativas del trabajo infantil en el desarrollo de los menores de edad.
Los niños deben jugar, aprender y desarrollarse en un entorno seguro, lejos de las responsabilidades laborales, pero la inflación y la pobreza en Cuba es tal, que muchos tienen que trabajar para contribuir a la economía familiar, porque el gobierno no garantiza la ayuda social que la población vulnerable requiere.